PANTALLAS

Moreau: la mejor actriz del mundo

La intérprete francesa fue un icono y musa fundacional de la Nouvalle Vague

En los años 60, un grupo de fanáticos del cine unidos en torno a la revista “Cahiers du Cinéma”, impulsaron la “Nouvelle vague” (Nueva ola), que se reveló contra los cineastas acomodados y academicistas y contra un tipo de cine alejado de la realidad. Con los Truffaut, Godard, Malle, Chabrol, Rivette o Rohmer nacieron sus musas. Entre todas ellas emerge con grandeza la recientemente desaparecida Jeanne Moreau.

Antes de que la Nueva Ola tomase carta definitiva de naturaleza, la actriz protagonizó dos películas fundacionales, “Ascensor para el caldalso” (1957), de Louis Malle, un thriller pasional en el que Jeanne Moreau dejó una de las escenas más icónicas del cine francés: ella deambulando de noche por las calles de París a son de una pieza de Miles Davis, y “Los amantes (1958)”, también de Malle, con aquel plano fijo de la actriz mientras tiene un orgasmo, polémica escena en la época. Ambas la catapultaron como icono del nuevo cine francés. Luego sería Lidia, el prototipo de mujer de Antonioni en “La noche”, (1961) o la inolvidable Catherine en la inigualable metáfora de la inocencia que creó François Truffaut  “Jules et Jim” (1962). En una de las escenas más recordadas, Catherine viste de hombre y reta a sus amantes a una carrera por un puente.

Para un cineasta tan genial e intuitivo como Welles, la mejor actriz del mundo era alguien tan intuitiva y clarividente como él. La admiración era mutua. Tras rodar “Una historia inmortal”, Moreau afirmó: “transformó una plaza de un pueblo de España en un mercado chino. Eso es para mí el cine: ¡magia!”.

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