ICONOS

Omega, el disco que lo cambió todo

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photo_camera Imagen: Enrique Morente y Leonard Cohen, en 2010.

Pocos proyectos han significado tanto como este de adaptar la poesía luminosa y visionaria de García Lorca y las composiciones celebradamente poéticas, himnos rimados, de Leonard Cohen.

El flamenco siempre ha sido un muro infranqueable al que puristas y transgresores de cuando en vez se enfrentan a golpes. Ocurrió en "La leyenda del tiempo" (1979), de Camarón, que, asustadito después, el gaditano dijo aquello de “el siguente de palmita y toque”, no más experimentos; hace 20 años, en 1996, “Omega”, el disco de Morente y Lagartija Nick, rechazado por las discográficas acabó financiado por Antonio Idzikowski, un inmobiliario mecenas de la editorial “El Europeo”. 

“Omega” extendió los límites del flamenco, integrándose en un cuerpo rocoso que el tiempo y las ausencias -Cohen, Morente, Jesús Arias- resuenan más potentes. Pocos proyectos han significado tanto como este de adaptar la poesía luminosa y visionaria de García Lorca y las composiciones celebradamente poéticas, himnos rimados, de Leonard Cohen. Los quejíos infinitos de Morente -todo un patrimonio- junto a sus guitarreos rasgados y un espíritu punk de Lagartija es ahora leyenda.

El disco, como todo sendero experimental fue celebrado -en minoría- y denostado con fuerza por el purismo, las barreras del flamenco hablaban abiertamente de engaño, cuando no de malas artes por parte de la banda para hacerse con los servicios de un icono como Morente. Convencerle no fue fácil, y eso que Morente era permeable a muchas músicas, más ahora -visto- en la distancia. La tenacidad de los hermanos Arias -Jesús y Antonio- dio sus frutos; en diciembre de 1995, Morente participa en la presentación de “Su”, el disco de Lagartija Nick. Juntos sonaban fantástico, la voz profunda de Morente, las guitarras rompedoras de la banda emergían de lo más hondo de la tierra. "Omega" era pura investigación pero cobraba cuerpo, un salto al vacío para todos. "Omega”, “Vuelta de paseo", “Niña ahogada en el pozo", Lorca se sumaba a la causa. La forma de tocar, un sonido lleno de “continuos acoples y golpes”, disgustaba tanto a algunos como alegría de verlos tocar juntos. Uno se volvió rockero, los otros lo suficientemente flamencos. 

En el disco participan Cañizares, Tomatito, Vicente Amigo, Carmen Linares, El Negri. Año y medio de grabaciones. En 1996, en el Teatro Albéniz el respetable al rematar pide un bis a Morente, emerge Lagartija Nick y suena "Omega", una explosión.

Mientras, Leonard Cohen, moraba ya en un convento. 

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