NUTRICIÓN

Las otras frutas secas llegan por Navidad

Frutas secas
photo_camera Higos secos.

Cuando hablamos de frutos secos, pensamos en castañas, nueces, avellanas, almendras... todos ellos lo son en estado natural. Pero ¿Y las frutas secas?

Sería más propio llamarlas deshidratadas, que es una manera de conservación y de prolongar su ciclo de consumo más allá de las pocas semanas que se encuentran en sazón, recién recolectadas.

Encontramos en esta lista las uvas y las ciruelas pasas, los orejones de albaricoque o de melocotón y los higos secos. Aquellas vitaminas, como la C que se encuentran en estado natural se pierden, pero no sus propiedades nutritivas y los minerales que aportan, como el potasio, el magnesio o el calcio. Su historia es antigua, y responde a la necesidad de su conservación y de su venta lejos de su lugar de producción  en la época en la que no había medios modernos como el frío para mantenerlos, ni medios de locomoción rápidos para que, llegasen frescos a distancias que ni siquiera eran muy grandes.

La mezcla de unos y otras, frutos secos y frutas deshidratadas, también viene de lejos en el tiempo, como tomar higos y nueces o hacer pan de higos y almendras. El contenido energético es el mismo que en fresco, pero en porcentaje a su peso, resulta mayor porque en esa transformación lo que se ha eliminado es el agua, que no tiene calorías.

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