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Ourense alberga las fincas mayores y los municipios menos poblados

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Minifundio. Pocas palabras describen tan precisamente el paisaje gallego. No solo es un concepto que se asocia al escaso tamaño de las propiedades agrícolas. Se puede extender a otros aspectos de la geografía. Por ejemplo, para definir la superficie de los 8 municipios que caben dentro de la finca más grande de Galicia.

El mayor latifundio gallego es la finca de 57 kilómetros cuadrados que conforma el parque natural del Invernadeiro.  Toda una singularidad, porque en los últimos mil años ha sobrevivido sin ser fraccionada. Si la convirtiésemos en un puzle en el que las piezas fuesen las siluetas de los municipios más pequeños de Galicia, podríamos colocar dentro de su perímetro: Mondariz Balneario, Rábade, Pontecesures, Beade, Corcubión, A Illa de Arousa, Burela y Pontedeva.

Ninguno de ellos alcanza las mil hectáreas de superficie. El más pequeño de todos es Mondariz Balneario, un municipio que se creó hace poco menos de un siglo, segregando de Mondariz la parroquia en la que se encontraba el balneario y los hoteles que conformaron la primera gran villa termal de Galicia. Su independencia fue un acto de insolidaridad, ciertamente, pues la parroquia que generaba más ingresos y riqueza, en aquel momento en sus 2,3 kilómetros cuadrados reunía más plazas hoteleras que la ciudad más grande de Galicia, quería desmarcarse del resto del territorio municipal, anclado en una economía rural de muy baja renta.

a_veiga_1_014_resultSi buscamos fincas de grandes extensiones las encontraremos en la provincia de Ourense. El coto de caza de Xares, en a Veiga, tiene una superficie de 4.000 hectáreas. Hay 69 municipios gallegos que son más pequeños que dicha propiedad privada, cuya superficie es similar a la del Concello de Maside, Paderne, Amoeiro y Castrelo de Miño.

En nuestro viaje por la Galicia mínima podemos señalar también los municipios que tienen menos habitantes, que no siempre coinciden con los más pequeños. Ese ranking está encabezado desde hace décadas por Negueira de Muñiz, en la frontera con Asturias y justo al lado del ayuntamiento más grande de Galicia, al que perteneció hasta la década de 1930. Negueira registró 215 habitantes en 2016. Según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística, en Galicia hay diez municipios que tienen menos de seiscientos habitantes. Ocho de ellos se encuentran en la provincia de Ourense. A Teixeira, con 368 es el segundo menos poblado. Beade, Chandrexa de Queixa, Larouco, Parada de Sil, Pontedeva, San Xoán de Río y Vilariño de Conso son los siete restantes. La emigración, a otros países, a las ciudades y a las cabeceras de comarca, es la causa de unos municipios tan menguados en recursos humanos. Chandrexa, Parada de Sil o A Teixeira, perdieron el 85 por ciento de su población en cien años, situándose así en la tasa de despoblación más alta de Galicia, mientras que el conjunto de la provincia perdió el 29,5 por ciento de sus vecinos. El drama del rural más interior de Galicia no solo se mide por la reducción de sus efectivos humanos, sino también el de unos presupuestos municipales que, al estar basados fundamentalmente en el censo, se ven menguados año tras año, mientras aumenta la necesidad de crear o incrementar servicios que den apoyo a una población cada vez más envejecida.

A Estrada merece un párrafo aparte. No es ni el más grande ni el más pequeño de los municipios gallegos ni en superficie ni en población. Pero podría encabezar un singular ranking: el de los ayuntamientos que más puntos ha perdido en el ranking de los más habitados de Galicia.  En 1897 A Estrada que, con 27.712 era, además de una próspera villa el municipio con más habitantes de la provincia de Pontevedra, por encima de la capital, de Vigo y de cualquiera de las restantes ciudades gallegas con excepción de A Coruña, que ya tenía en el censo de ese mismo año un censo de 38.927 habitantes. El dinamismo demográfico de A Estrada reclamaba entonces una conexión ferroviaria, cuyo proyecto fue realizado por el ingeniero Ramiro Pascual: el ferrocarril Central de Galicia, que uniría dicha villa y su comarca con Pontevedra y Lugo. Pero nunca se materializó y A Estrada no solo perdió el tren en el sentido literal, también en el del liderazgo demográfico de Galicia. 

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