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El pictorialismo de Joán Vilatobà

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photo_camera Imagen: Una de las composiciones de Joán Vilatobà, 1915.

Sus fotografías son como lienzos, guiadas por su dominio de la pintura y el dibujo; destacó en el bodegón, y sobre todo en el retrato de gran fuerza y dominio del claroscuro

Más allá del ejercicio mecánico de representación de la realidad, la fotografía ha seguido siempre parámetros estéticos particulares en cada momento. Por ello el pictorialismo hizo escuela entre quienes no restringían una línea de sus querencias más artísticas. Quizás ese fue el motivo, en contraposición a lo vulgar, a la masificación del medio en sí impuesto por la industria -Kodak- que la apuesta de estos pioneros fuera puro incorformismo.

Guiados por una visión inspirada en la corriente del romanticismo decimonónico coinciden todos los autores en una gran sensibilidad artística y en un cierto desapego de la técnica fotográfica para llegar a un fin determinado, desenfoques, tratamientos químicos específicos -goma bicromatada, impresión al carbón-, escenificación, postlaboratorio complejo, a veces con múltipes clichés superpuestos para dar con el objetivo marcado. Reivindican para sí un estatuto propio alejado de la pintura pero en su mayoría gozan de una gran fuente de inspiración en géneros como el impresionismo, sobre todo cuando abordan el paisaje en días de nebulosa y lluvia donde es difícil aventurarse en el camino. El retrato y las escenas alegórias, muchas con referentes biblicos, cobran también bastante cuerpo.

Muy común en Europa y Estados Unidos, en España los referentes incluyen a Ortíz Echagüe, Antonio Arissa, Josep Massana, que  marcaron un estilo; también un desconocido, Joan Vilatobà (1878-1854) se guió por sus parámetros con imágenes que destilan lo mejor del género. Sus fotografías son como lienzos, guiadas por su dominio de la pintura y el dibujo; destacó en el bodegón, y sobre todo en el retrato de gran fuerza y dominio del claroscuro, que a veces nos sumergen en lo más clásico de la pintura pero con la mejor cocina, en cuanto a aporte de texturas y control del tono que le permite la fotografía como lenguaje diferenciado. Los acabados químicos, al carbón, bromóleo o goma bicromatada le dieron la singularidad buscada. 

La obra del catalán esexquisita, llena de delicadeza, sobre todo en el retrato, con unas composiciones, disposición del plano, a la altura de los grandes del género. El oficio le duró hasta 1931, cuando se dedica a la docencia, dicen que dejó de entender las nuevas corrientes artísticas surgidas de las vanguardias. Lo suyo se inspiraba muy atrás.

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