10 PREGUNTAS

El pintar la vida de Baldomero Moreiras

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photo_camera El artista, con una de las obras presentes en la exposición "O eco das amazonas".

El arte no como manifestación estética, sino social. Así es la pintura de este celanovés, y así lo manifiesta en su última exposición "O eco das amazonas"

Nacido en el seno de una familia de artistas, sus hermanos son músicos, Baldomero Moreiras (Celanova 1955) tuvo claro desde la infancia que quería ser pintor. Sus habilidades fueron precoces, mientras sus compañeros de clase hacían sumas y restas el maestro le dejaba que ilustrase el encerado con dibujos trazados con tizas de colores.

1. ¿Qué fue primero, la formación o la pintura?

Cuando estaba haciendo el bachillerato en Celanova ya había comenzado a pintar mis primeros óleos, sin ninguna formación previa, aprendiendo de lo que veía y leía en libros. O cuando iba a Ourense, al dentista, en los tiempos muertos de espera al autobús me iba a la tienda de Cárcamo, el pintor, que daba clases de pintura al óleo y con la disculpa de que iba a comprar un tubo de óleo, aprovechaba para mirar, hacer preguntas. Él se daba cuenta y me dejaba quedar. Cuando vine a Ourense a hacer el bachillerato superior, me matriculé también en la Escuela de Artes y Oficios de la Diputación. Iba a clases de bachillerato durante el día y a Artes y Oficios en horario nocturno, con idea de prepararme para entrar en Bellas Artes en Madrid. Fue una época importante para mí no solo por la formación como artista, también como persona, porque conocí a personas como Xosé Luís López Cid y a Xaquín Lorenzo, Xocas, que contribuyeron de forma decisiva forjar en mí un amor por Galicia y una información sobre la república y Galicia que hasta entonces no había conocido.

2. ¿Después vino tu etapa madrileña?

Sí. Me fui a Madrid para entrar en Bellas Artes y como había que superar un examen de ingreso muy duro, me matriculé en la escuela de Artes y Oficios 2 de Madrid para prepararlo. Aunque claro, era más de lo mismo de lo que había aprendido durante los tres años de Artes y Oficios de Ourense. Pero tuve la suerte de que una de las clases paralelas la impartía el pintor José Hernández Quero. Eran clases de grabado. Me cogió mucha estima y yo prácticamente deje todo lo demás y estaba todo el tiempo con él aprendiendo las técnicas del grabado. Incluso me planteaba dejar de lado la opción de entrar en Bellas Artes y hacerme grabador, porque poco a poco me fui dando cuenta de que la formación que en aquel tiempo daba la Escuela de Bellas Artes era demasiado academicista y tenía muy poco que ver con el tipo de pintura que a mí me interesaba. Total que llegó el momento de cumplir el servicio militar y me fui.

3. ¿Estableciste contacto con otros pintores gallegos?

Para mí la estancia en Madrid fue muy fructífera porque estaba constantemente visitando exposiciones, el Prado fue para mí como una segunda casa. Pero al mismo tiempo tomé contacto con la pintura contemporánea y también con los grandes pintores gallegos que exponían en Madrid, porque mi padre me presentó a un amigo suyo que tenía una galería en la calle Arenal, que era la galería Toisón, y me sirvió de puente para ver la obra de pintores gallegos que exponían allí. Y eso me mantuvo muy próximo a Galicia, más que viviendo en ella, porque no había exposiciones como aquellas, por ejemplo, en Ourense.

4. ¿Cuándo comenzaste a vivir de la pintura?

Al volver de la mili. Yo estaba a punto de cumplir 23 años y estaba decidido a independizarme. El servicio militar me sirvió para saber que era capaz de organizarme como pintor, de hecho pinté mucho en ese tiempo, de todo, hasta retratos de las novias de mis compañeros y cobraba por ellos. Así que a la vuelta me instalé en una casa en Castromao y puse a prueba si era verdad o no que yo tenía vocación de pintor. 

5. Con 23 años aislarte en Castromao, no parece lo normal en un artista, que suele tener más contacto con la sociedad.

Es cierto que allí llevaba una vida muy ascética, de un ermitaño. Una vida sencilla volcada totalmente a la pintura. Pero también es verdad que yo no perdí el contacto con lo que sucedía en mi entorno. De entrada ya me había empapado de contemporaneidad en Madrid. Pero además, tuve  contacto directo con los movimientos artísticos de ese momento. Más con Vigo que con Ourense, y muy concretamente con el grupo Atlántica, de Antón Patiño, Menchu Lamas, o los ourensanos del grupo como Ignacio Basallo.

6. ¿Te sentías formando parte de las corrientes de ese momento?

Yo mismo me autoexcluí, porque consideraba que me faltaba encontrar mi propio camino, que estaba muy verde.

7. ¿Cuándo te consideraste tú mismo, cuando hiciste tu primera exposición?

Mi primera exposición fue en la galería Souto de Vigo, a finales de la década de 1970. No. Fue un proceso lento, a base de quitarme influencias, de Picasso, de los abstractos. Creo que fue un proceso más lento y solitario, más tardío que en la mayoría de mi generación, tal vez por la falta de un guía, de un referente, con quien discutir.

8. ¿Cómo nace la exposición “O eco das amazonas”?

Empecé hace cinco años, a partir de la lectura de un libro maravilloso de Rosa Montero en el que habla de la biografía de diez o doce mujeres desconocidas. A partir de ahí empecé a indagar y empecé a darme cuenta de que salían mujeres a borbotones. Mujeres que fueron importantes por su vida, por su obra, pero que permanecían anónimas. Entendí que era necesario hacer algo y que debería ser un hombre quien lo hiciera, como manera de restituírlas en la historia. Finalmente recopilé un millar de biografías, de las que seleccioné un número representativo de distintas áreas, que son los nombres que aparecen citados en la exposición. De ese número escogí aquellas que me inspiraron para crear cada una de las piezas. Tomé la decisión de recoger aquellas que pudiera recopilar en una sola escena, como si fuese un chispazo, aquello que representa su vida o su obra, sin echarme en sus dramatismos o en el horror que hubieran podido vivir. Buscaba una imagen hermosa para hacer cada homenaje.

9. Esferas, el uso del suelo en vez de las paredes, ¿qué definió la puesta en escena?

El uso de las esferas tiene un sentido alegórico muy vinculado a la mujer. Desde la redondez de la maternidad a la En cuanto a estar en el suelo, yo creo que la sala lo pedía así, por ese extraordinario suelo de mármol blanco que me recordó una galería pequeña que había en Roma.

10. ¿Cómo es la vida de un pintor, se puede vivir de la pintura hoy, en Galicia?

Hay que tener claro qué quieres y por qué quieres dedicarte a la pintura. Yo no pienso en el arte para hacerme rico. El arte sirve para enriquecer la vida del artista y la de los demás, pero no económicamente, por supuesto. 

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