Se cumplen 70 años de la primera película de la trilogía de Noriko de Yasujiro Ozu
En 2019 se cumplen 70 años de una de las mejores películas de Yasujiro Ozu, “Primavera tardía”. Decir de una película que es la mejor de Ozu, es lo mismo que decir que es una de las mejores de la historia del cine. “Primavera tardía” es la primera película de la llamada “trilogía de Noriko”, una colección de películas con una actriz protagonista común (Setsuko Hara) que interpreta siempre a una mujer llamada Noriko. Las otras dos películas son “Principios de verano” (1951) y “Cuentos de Tokio” (1953). Las tres gozan de una calidad fílmica similar aunque es la última la más conocida .
Con “Primavera tardía”, Ozu y su guionista Kogo Noda crearon el prototipo argumental y estilístico que repetirían a lo largo de los años cincuenta y sesenta hasta la muerte del primero.
La brecha generacional entre padres e hijos, la inminente ruptura de una unidad familiar a partir de una ausencia anunciada, el papel de la mujer en la sociedad o la necesidad de reformular la definición del matrimonio son los temas recurrentes en el cine de Ozu.
En “Primavera tardía”, Noriko, impulsada por el amor filial hacia Shukichi (Chishu Ryu), está dispuesta a renunciar a su matrimonio para permanecer al lado del padre, creando con ello un conflicto con las expectativas de Shukichi, el cual, justamente por su amor paternal hacia Noriko, espera poder verla casada y emprendiendo su propia vida.
Ozu nos propone un filme que resulta conmovedor en la manera que relata la relación entre padre e hija. La película es de una sencillez demoledora, que despliega un poder de sugerencia tan seductor con ese estilo de cámara a ras de suelo. Como secuencias inolvidables, destacar el último viaje que realizan juntos a Kyoto, el momento en el que Noriko se viste de novia y mira de forma tímida a su padre y la magistral escena final, en la que el padre ya solo en su casa pela una manzana mientras se le caen las lágrimas.
