Disney exhibe músculo narrativo con una cinta inteligente y pretórica
Historicamente, Disney ha sido un referencia en el mundo del cine de animación. La aparición de Pixar supuso un cambio tan radical que Disney perdió la hegemonía.Cuando se estrenó “Rompe Ralph”, Disney se atrevió a competir de tu a tu con Pixar y lo hizo con un impecable ejercicio que no tenía nada que envidiar a las cumbres de Pixar: diversión, inteligencia, innovación, etcétera.
Ahora llega la segunda entrega de aquella cinta con el título “Ralph rompe internet” que viene a confirmar que aquello no fue una casualidad. Bien es cierto que durante este tiempo, Disney ha mantenido la estela con cintas que alternan lo innovador en temas, tratamiento y ritmo como “Zootrópolis” con otras más tradicionales como “Vaiana” que también se benefició de esa nuevo impulso de Disney.
Con “Ralph rompe Internet”, el clásico estudio de animación vuelve a poner contra las cuerdas la hegemonía de Pixar con una auténtica maravilla digital que aumenta las apuestas respecto a su predecesora y se muestra como un producto lleno de posibilidades.
Suele ser habitual que en las secuelas, los productores traten de aumentar de tamaño la escala y la ambición del producto, potenciando aquellos factores que funcionaron en la primera entrega. A veces no sale bien (ahí está el ejemplo de Cars 2 para recordarnoslo) pero en otras sí, y este es el mejor ejemplo. Un exhibición de músculo narrativo, de ambición en los temas tratados, que incorporan al público más adulto para lograr un producto de una extraordinaria creatividad e inteligencia.
