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Rimbaud y Verlaine, “Amor de tigres”

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photo_camera Verlaine y Rimbaud, en el cuadro Un coin de table de 1872 hecho por Henri Fantin-Latour.

A Verlaine, en 1871, se le acercó “El barco ebrio” de Rimbaud en forma de manuscrito; éste lo citó en París, el flechazo estaba escrito.

La poesía es un acto creativo que transciende. “Yo soy otro” decía Rimbaud (1854-1891) emulando a Dios mientras acuchillaba las manos a Verlaine (1844-1896) en la barra del bar en París, ambos pletóricos de ajenjo, absenta y hachís.

A Verlaine, en 1871, se le acercó “El barco ebrio” de Rimbaud en forma de manuscrito; éste lo citó en París, el flechazo estaba escrito. Verlaine tenía 26 años y Rimbaud, el rebelde jovenzuelo de ojos azules y pelo despeinado acostumbrado a serpentear por la vida con todos los malos modales posibles, 17; igual que Mathilde, la joven con la que estaba casado Verlaine y con la que tendría un hijo, George. Pero el apego a la bebida, la vida nocturna desordenada taladrarían un poco más el cerebro del poeta. A Rimbaud lo recibiría Verlaine en casa de sus suegros -allí vivía-; admiradores de la vida bohemia y las letras no opondrían resistencia. Por poco tiempo, el primero en partir sería Rimbaud; a Verlaine lo echarían tras un episodio de locura donde lanzaría su bebé contra la pared 

Rimbaud era un loco entregado a la poesía, Verlaine, además era loco y peligroso, sobre todo si quien lo embaucaba era un espíritu libre, impetuoso como Rimbaud. Se querían sí, “amor de tigres”, diría Verlaine, pero un amor imposible a fin de cuentas. Hay quienes insisten en enamorarse de quien menos les conviene. Aquel amor atravesado arruinaría su matrimonio, su trabajo de funcionario y la amistad con los “Vilains Bonhommes”, su círculo literario que incluso le negaría más tarde. 

Agotada la vía parisina, Inglaterra y Bélgica se convierten en destino. Nada cambia. En uno de aquellos episodios Rimbaud expresa a Verlaine a su deseo de volver a París y romper la relación. A Verlaine le ofusca de nuevo su locura, se arma de pistola recién comprada y dispara sobre Rimbaud, hiriéndolo sólo en una mano. Por los hechos es condenado a dos años de prisión, por una homosexualidad soportada en denigrantes pruebas médicas; Rimbaud retiraría los cargos. A su salida de prisión, 18 meses después, se vuelven a ver en Stuttgart, para intentar un nuevo encuentro que acaba como siempre. 

Sus vidas se separan; en 1875, Rimbaud con 20 años, quema sus escritos y dejaría de escribir para siempre. “Seguir en la poesía me hubiera vuelto loco”; y retoma una vida aventurera. Verlaine sigue una vida de poeta con reconocimiento. En 1886 Rimbaud manda a imprenta “Les Illuminations”. Tras su separación Rimbaud le entregaría el manuscrito. 

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