COMER

Rocamar: un comedor para días de mucho temporal

Comedor del Rocamar. baiona.
photo_camera El comedor del Rocamar

Hace cuarenta y cinco años que abrió sus puertas en Baiona y este restaurante familiar, que está ya en manos de la segunda generación, mantiene su misma filosofía

Ahora que llegan días de temporal en la costa, nada mejor que ver romper las olas al lado de la mesa en la que uno come, pero con un buen ventanal de cristal blindado de por medio.  

Hace cuarenta y cinco años que abrió sus puertas y este restaurante familiar, que está ya en manos de la segunda generación, mantiene su misma filosofía: un producto de primerísima calidad, especialmente en lo que a mariscos y pescados se refiere y elaboraciones que no enmascaren los sabores naturales. En la cocina son muy respetuosos con eso y, la verdad, hay cosas como unos percebes o unos camarones que poco piden para dar lo mejor de sí mismos: un hervor en agua con sal y unas hojitas de laurel, si acaso.

En estas cuatro décadas y media los tiempos han cambiado y el establecimiento ha sabido evolucionar.

Si vemos sus instalaciones, amplias, parecen pensadas más para el verano. Seguramente es la época del año que tienen mayor concurrencia, además de ser la temporada de bodas y banquetes. Pero ahora que se acerca el invierno, y cuanto más crudo mejor, es el momento en el que el Rocamar da el do de pecho, porque se convierte en un espacio cálido, acogedor, desde el que poder disfrutar a buen abrigo, de una galerna en la que el Atlántico muestra todo su furor.

El servicio es muy atento, competente y la carta tan amplia que resulta difícil elegir. O no. Yo insisto en los camarones, la centolla de aquí, ahora que estamos en temporada y, un arroz con bogavante, un plato en el que el arroz gana y el bogavante pierde. Porque la mejor manera de tomarlo es en una buena ensalada.

Un clásico del invierno, que merece la pena disfrutar en plena alerta naranja. 

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