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En ropa, calzado y bebida, no se complique la vida

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Alrededor del mundo del Fitness y del Ejercio Físico se sostiene desde hace lustros una gigantesca industria de material deportivo.

Una maquinaria que impone tendencias cada temporada y produce todo tipo de complementos. Algunos supérfluos, otros sin sus anunciadas propiedades. Es el caso de la mayoría de las pulseras de actividad física.

Parece, o nos pretenden meter en la cabeza, que para practicar ejercicio tenemos que invertir el sueldo de un mes en material: Pulsómetro, calzado de pisada prono, supino o neutra, ropa “inteligente” y respetuosa con el medio ambiente, bidón termoregulable con bebida isotónica, dispositivo móvil conectado a una aplicación que estima el gasto “calórico”, peluquería, solarium y depilación... El centro deportivo o el entrenador es lo de menos, claro.


Los pasos a seguir


No se complique la vida. Lo primero y más importantes es disponer de la voluntad para comenzar y el compromiso para mantener la regularidad. 
Lo segundo es elegir el centro adecuado, donde  atiendan nuestras necesidades y objetivos con un trato personal. No como una oveja más del rebaño. 
Cumplidos estos requisitos, en el mismo centro nos aconsejarán sobre la indumentaria apropiada para practicar ejercicio físico con todas las garantías.


Cumpliendo unos mínimos


¿Ropa? Cómoda, diseñada para soportar el calor corporal, acorde a la estación del año. No excesivamente holgada ni ajustada. Mejor la manga corta, salvo que queramos lucir tatuaje y axilas pobladas. Obviemos la prenda vieja, rota y mil veces usada, en respeto de las pituitarias ajenas. Si sudamos en abundancia no está de más llevar otra de respuesto.

¿Calzado? Flexible y resistente, modelo cross-training. Eludamos las zapatillas planas, de paseo o las de un deporte específico. Con calcetines, of course. 

¿Algo más? Aunque no lo estime necesario, siempre una toalla para colocar sobre los aparatos y un aporte de hidratación. Nada mejor que el agua.

¿Y el móvil? Pues queda de maravilla en la taquilla o en casa. Desconectados del mundo virtual. Disfrutando, por una vez, de nuestra propia compañía.

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