García de Caamaño, además de fundar la ciudad que lleva su nombre, Vilagarcía, inició la dinastía familiar de los señores de Rubianes y levantó la casa primigenia sobre la que se construyó el actual pazo hace 604 años
Rubianes es un pazo único en muchos sentidos. El único de Galicia que tiene estación de ferrocarril. El señor de Rubianes accedió a que la línea de Pontevedra a Carril pasase por su finca a cambio de que se construyese una estación en la que siempre parasen los trenes, un privilegio al que renunció en la década de 1990 Gonzalo Ozores y de Urcola. Posee una magnífica colección de camelios, formada por cinco mil ejemplares de un millar de variedades diferentes. Entre ellas destacan las camelias del Duque de Camiña, plantadas hace más de 200 años. El jardín inició su andadura en el siglo XVII y algunos de los árboles que lo pueblan son veteranos pioneros de su especie en Galicia, como los magnolios, las cryptomerias, los robles, entre los que destaca uno de los primeros americanos y el primer alcanforero de Europa.
El jardín en sí justifica desplazarse hasta esta localidad a las afueras de Vilagarcía. El corredor del Eje Atlántico nos ha privado, de momento, poder hacerlo en tren, pues ese tramo de vía entre Arcade y Vilagarcía ha quedado parcialmente fuera de servicio, aunque existen numerosas iniciativas que persiguen su restitución para que, al menos, el tren turístico de los jardines históricos, que lleva a sus viajeros desde Santiago hasta Castrelos pasando por Padrón, Rubianes y Soutomaior, no tenga que recurrir al autobús para esta parada.
Pero además de uno de los patrimonios botánicos mejor cuidados de Galicia, Rubianes es el único pazo habitado por la misma familia desde hace seis siglos. Generación tras generación, todas han dejado su impronta en la decoración, como el óleo de Judith, obra de Ángel María Saavedra, duque de Rivas, famoso por su drama "Don Álvaro o la fuerza del sino", suegro de Jacobo Ozores el XIV Señor de Rubianes, el único señorío gallego con grandeza de España.
El acceso se puede realizar en visitas libres (5 euros), de 9 a 18 horas de lunes a jueves, excepto festivos. Las visitas guiadas (15 euros) se realizan previa cita.
La visita guiada incluye el recorrido por la finca, sus jardines, la capilla, la bodega y las magníficas estancias del interior del pazo, así como una cata de vinos con aperitivo. Las camelias, que florecen con el frío, comienzan a mostrar un esplendor cromático que ya no abandonará el jardín hasta bien avanzada la primavera.
