EN ESPAÑA

Salinas de Fuencaliente

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La sal brilla, no sólo por el sol constante y el calor de la tierra joven, sino también después del ocaso, cuando despiertan los faros que iluminan el sur de La Palma.

Las Salinas de Fuencaliente se se asientan sobre uno de los parajes más bellos de la isla de La Palma. Un manto de piroclastos y el discurrir de las coladas nos recuerdan las recientes erupciones. Sobre estos terrenos se construye el último complejo salinero de Canarias. Si la distorsión de la fábrica es mínima, el contraste es extremo, el cegador blancor de la sal dispuesta en los balaches, las rosáceas charcas y tajos, la gama de verdes a modo de pequeñas pinceladas, todo ello se plasma a modo de un gran lienzo de fondo negro, fruto de la caprichosa naturaleza. El cantil costero nos marca el límite y conjunción de los diferentes elementos naturales para que obre la transformación.

Ornitólogos, botánicos, científicos‚ se han acercado a mirar a fondo este paisaje, tanto es así, que en 1994, se declara Espacio Natural de Interés Científico. Las salinas han ido creciendo, en 1994, mediante el apoyo de uno de los Programas más importantes de la UNESCO. Se amplia su extensión, alcanzando la actual superficie de 35.000 metros cuadrados dando vida a ese sueño madurado.

El complejo salinero viene a formar parte de un punto de referencia dentro de las visitas naturales y paisajísticas de la Isla. La sal brilla, no sólo por el sol constante y el calor de la tierra joven, sino también después del ocaso, cuando despiertan los faros que iluminan el sur de La Palma.

Perfectamente integrado en el entorno, ejemplo para muchos, de cómo intervenir en un Espacio Natural Protegido, sin alterar su naturaleza y su entorno visual, se encuentra desde septiembre de 2013, el Restaurante Temático El Jardín de la Sal, una visita gastronómica imprescindible en esta zona.

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