Una serie con mil catastróficas desdichas

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El terrible Conde Olaf y los pequeños Baudelaire vuelven con más fuerza en el formato serie de TV 

¡¡¡ALERTA ESPOILER!!!

Ya han pasado trece años desde el estreno de la película Una serie de catastróficas desdichas dirigida por Brad Silberling y con el comiquísimo Jim Carrey interpretando al horroroso y malvado Conde Olaf. Basada en una serie de libros del escritor Lemony Snicket que también hacía su aparición en la obra fílmica primigenia y adquiere un papel aún mayor en la nueva serie original de Netflix.

El estreno de la adaptación televisiva de Lemony Snicket llegaba a nuestras pantallas el 13 de enero con una estética Wes Andersoniana que mezcla planos simétricos, colores pastel y arquitecturas imposibles de aire gótico como escenario para la desdichada historia de los Baudelaire. Sin duda, una producción carísima cuyas localizaciones fueron totalmente creadas para la ficción por Bo Welch que ya estuvo nominado al Óscar por películas como Beetlejuice, Thor o Men in Black.

Lo más novedoso de la serie es sin duda Neil  Patrick Harris, que no solo demuestra su versatilidad como actor sino que se recrea en sus dotes interpretativas teatrales y musicales que construyen el ambiente catastróficamente especial de la ficción.

No hay muchas novedades que el canal streaming  o su director Daniel Handler puedan aportar, algo que ocurre habitualmente cuando hablamos de adaptaciones literarias. Vale más la fidelidad que una innovación que pueda destrozar el argumento. Por eso la nueva adaptación de Una serie de castróficas desdichas se mantiene en lo esperado pero confirma su éxito mediante actuaciones estelares como la de Joan Cusack, la escenografía decadente y su estética rosa pero con aire kitch.

Puede que la innovación también resida en el nuevo Lemony Snicket, muy fácil de confundir con Jonh Ham en su papel de Don Draper en Mad Men. Interpretado por Patrick Warburton, Lemony es el encargado de guiarnos por el devenir de la catástrofe de los Baudelaire avisandonos de que no vamos a ver una serie con final feliz e invitándonos a no intentar las cosas con tanto ahínco como los hermanos Baudelaire.

En el papel de los niños encontramos a Malina Weissman, Louis Hynes y Presley Smith, que lo llevan a cabo con corrección absoluta y, sobretodo Malina Weissman que no tiene nada que enviar a la Violet Baudelaire de la película de 2004. ¿La crítica? Solo Wes Anderson es Wes Anderson y la simetría y los colores pastel quedan ridículos sin su meticulosidad.  

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