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Sierra de la Tramuntana

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Fue la Serra de Tramuntana la que trajo los primeros turistas a Mallorca a principios del siglo XX

Fue la Serra de Tramuntana la que trajo los primeros turistas a Mallorca a principios del siglo XX. Una atracción forjada por pioneros como el Archiduque Luis Salvador de Austria, enamorado de la Costa Nord, donde adquirió varias fincas situadas entre Valldemossa y Deià.

 El noble edificó miradores, todavía en pie, para que los viajeros pudieran contemplar la magnitud de esta parte del litoral, cuya belleza deslumbró a la propia emperatriz Sissi.

 Hoy, los paisajes, pueblos y calas de la Serra constituyen un destino turístico de primer orden, y atraen a gentes de todo el mundo que encuentran en este enclave un rico patrimonio cultural, histórico y gastronómico.

El paisaje cultural de la Serra está formado por caminos, bancales, paredes y construcciones tradicionales de piedra en seco, una huella humana que en este caso no ha destruido la naturaleza, sino que se ha integrado harmónicamente en ella creando un espacio único en el mundo.

 También acoge un excepcional patrimonio hidráulico, fruto del ingenio para aprovechar el agua en una isla con veranos largos y secos.

 Entre las montañas se contemplan imponentes possessions, antaño verdaderas unidades de producción, autosuficientes y herederas de la parcelación territorial cristiana del s. XIII.

 La amenaza árabe despobló la costa durante siglos, y obligó a construir una red de vigilancia litoral para alertar a los pueblos de la llegada de naves enemigas, formada por torres, atalayas y dos castillos roqueros.

 Entre el patrimonio religioso, mención especial merece el Santuario de Lluc, lugar de peregrinación y símbolo cultural de Mallorca.

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