CULTURA

Un siglo explicado en 200 metros

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La exposición sobre el pergamino Vindel recrea la vida del siglo XIII, con importantes aportaciones que forman parte del patrimonio histórico y artístico ourensano 

La exposición “Pergamino Vindel, un tesoro en siete cantigas” que se exhibe en el Museo do Mar de Galicia, está a punto de encarar su última semana, tras casi cuatro meses abierta al público. El antiguo matadero de Vigo reconvertido en Museo, siguiendo el proyecto del arquitecto italiano Aldo Rossi que concluyó el gallego César Portela, utiliza un espacio de doscientos metros cuadrados, para contextualizar la época en la que fue creado el pergamino. Cincuenta piezas, del siglo XIII y algunas contemporáneas, ofrecen un recorrido por la exposición dividida en siete áreas, como siete son las cantigas del manuscrito. El pequeño recinto, si se compara con los 8.500 metros cuadrados del museo, tuvo que ser aclimatado para poder acoger algunas piezas que por su extraordinario valor histórico y artístico y su fragilidad debían ser preservadas del exceso de iluminación, humedad, etcétera, en un ambiente estrictamente controlado. El conjunto expositivo nos lleva a un contexto en el que se refleja cómo era la vida cotidiana en el siglo XIII, las relaciones de poder, el amor sagrado y el profano, la música el paisaje, el arte…


Las piezas ourensanas


Entre esas piezas, además del Pergamino Vindel, que procede de la Morgan Library & Museum de Nueva York se encuentra un coetáneo suyo: el fragmento de las Siete Partidas de Alfonso X el Sabio que conserva el museo de Pontevedra y que vivió una peripecia similar al Vindel, pues permaneció durante siglos como forro de un libro. Se trata de una traducción al gallego del texto legislativo castellano, concretamente de un fragmento de la quinta partida, realizado en el mismo siglo XIII. Otro pergamino muestra un fragmento de la sexta partida, también traducido al gallego, procedente del museo de la Catedral de Ourense. No es la única pieza de esta exposición que procede del museo catedralicio ourensano. Le acompañan los peines litúrgicos que forman parte del tesoro de San Rosendo y que estuvieron en Celanova hasta que pasaron a la custodia del museo de la Catedral de Ourense, así como  dos arquetas relicarios, también del siglo XIII. 

Del Museo Arqueológico Provincial de Ourense se exhiben piezas de una vajilla de cerámica gris de un taller gallego del mismo siglo, formado por una cunca, una jarra y una olla, elementos que formaban parte del ajuar doméstico de la época.  

La representación de la iconografía religiosa de la época también cuenta con importantes piezas procedentes de iglesias ourensanas como el Cristo Crucificado de la iglesia de San Salvador de Vilanova dos Infantes, en Celanova. Se trata de una talla en madera policromada de gran tamaño, 2,20 por 2,30 metros, obra de un maestro gallego alrededor del año 1220. De la iglesia de Santiago de Ribadavia procede la talla en granito del Apóstol Santiago, que todavía conserva restos de su policromía original.

Además de estas joyas ourensanas, la exposición cuenta con piezas singulares procedentes de iglesias, museos y colecciones particulares del resto de Galicia y Portugal.


El primer poeta de Vigo


Nada se sabe del autor del gran protagonista de esta exposición. Solo su nombre: Martín Codax. Fue uno de los 88 trovadores que según el estudioso Rip Cohen dejaron testimonio de su creación con 500 cantigas de amigo, uno de los géneros de la lírica galaico portuguesa medieval. 

Los estudios más recientemente publicados, con ocasión de la edición del clon del pergamino realizada por Manuel Moleiro, sitúan a Martín Codax en la corte, probablemente de Alfonso X el Sabio o de su hijo, Sancho IV el Bravo, que reinaron entre 1252 y 1295. Y del taller o scriptorium de uno de estos monarcas pudo haber salido la copia con las siete cantigas que ha llegado hasta nosotros en el conocido como Pergamino Vindel. 

¿Cuál era el vínculo con Vigo? No hay ninguna pista que aporte dato alguno. El único, las propias cantigas que hablan del mar de Vigo. El mar y las olas solía utilizarse como metáfora de la pasión amorosa. ¿Era natural de Vigo o de su entorno o simplemente utiliza la localización como un recurso literario inspirado en otro trovador o en una tercera persona que le habló de esta ría? Todo sigue siendo un auténtico misterio ocho siglos después de su origen. No obstante, no es el único poeta que utiliza la ría de Vigo como base de la inspiración de sus cantigas. Mendiño y Johán de Cangas conforman con Martín Codax la trilogía de las cantigas de amigo vinculadas al mar de Vigo, aunque de los dos primeros tan solo se conservan una y tres cantigas respectivamente.

Si Martín Codax era uno entre 88, ¿Por qué sus siete cantigas tienen tanto valor? Precisamente por el Pergamino Vindel, ya que a través de esta copia han llegado hasta nuestros días las cantigas y su notación musical, convirtiéndose en la secuencia más antigua de cantigas de amigo que se conserva de toda la literatura europea.


Una historia azarosa


Se cumple este año el centenario de la salida de España del Pergamino Vindel. En 1918 el diplomático y musicólogo español Rafael Mitjana Gordon compró el pergamino por 6.000 pesetas a su descubridor, el librero Pedro Vindel. 

Vindel, lo había encontrado por casualidad. Era el forro de un códice del siglo XIV con la obra de Cicerón De Officiis. “Resulta evidente que quien le dio ese uso –explica Manuel Moleiro- desconocía por completo el valor del pergamino. Pero sin saberlo tal vez contribuyó a que sobreviviese a lo largo de tantos siglos, ya que otros, ejemplares, si es que los hubo, desaparecieron”. 

El hallazgo se produjo en 1914, cuando Pedro Vindel descubrió que tras ese forro, se traslucía algún tipo de escritura. Lo fotografió y editó el primer facsímil y pronto lo divulgó con intención de que apareciesen estudiosos e instituciones interesadas en tan singular joya bibliográfica.  La mayor parte de las reproducciones que llegaron hasta nosotros están basadas en esas fotografías, hasta que en 2016 el editor ourensano afincado en Barcelona Manuel Moleiro, realizó una clonación exacta del original que hoy se expone en Vigo, realizando tan solo 987 ejemplares, la cifra con la que limita la tirada de sus codiciadísimas obras desde que inició esta actividad hace ya más de 25 años . 

Volviendo a la librería de antiguo de Pedro Vindel, de la que eran habituales clientes Emilia Pardo Bazán, Azorín o Rey Soto, aunque desfilaron posibles candidatos para hacerse con el manuscrito, tardará todavía cuatro años en venderlo. Será en 1918 cuando se formalice la compra por parte del diplomático andaluz que se llevó el pergamino a Suecia, donde tenía su residencia y su destino como ministro plenipotenciario. Mitjana fallece en 1921 y a su muerte, su viuda decide vetar el acceso a su importante biblioteca con el afán de preservarla. Así, el Pergamino Videl pasará cuarenta años en la sombra hasta que, una vez muerta la viuda de Mitjana, y sin hijos que hereden su valiosísimo patrimonio bibliográfico, en 1961 es sacado a subasta con el resto de los ejemplares que formaban su extraordinaria colección a un precio ridículo.  

El Pergamino Vindel es adquirido por el anticuario y musicólogo Albi Rosenthal por 78 coronas suecas, que al valor actualizado de 2018, supondría una cifra en torno a los 90 euros muy por debajo de las 6.000 pesetas que había pagado y que estaba fuera del alcance de la Biblioteca Nacional o de cualquier otra institución y organismo público español para evitar que saliese de España, ya fuera por escasez de recursos o de interés por rescatarlo del mercado. Rosenthal en cambio no tuvo que hacer mucho esfuerzo, tal vez privarse de una cena, no muy cara, en compañía de unos amigos. 

El pergamino, de 452 milímetros de ancho por 336 de alto, permanecerá en manos de Albin Rosenthal hasta que en 1977 se lo vende a la Morgan Library & Museum de Nueva York por una cifra que nunca se reveló. La institución neoyorquina se ocupa de su restauración y su conservación en el estado que todavía es posible ver durante unos días en el Museo do Mar de Galicia en Vigo.

99 años después de salir de España, el Pergamino Vindel regresó y permanecerá a orillas del mar de Vigo que lo inspiró hasta el próximo 4 de marzo, fecha en la que será clausurada la exposición y regresará, cruzando el Atlántico, a su casa en Nueva York.

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