LA REVISTA

Sud express, el último de los grandes expresos

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photo_camera Una imagen del tren expreso.

En octubre cumple 130 años con unas pérdidas de cinco millones de euros al año

El próximo mes de octubre se cumplen 130 años de la inauguración del Sud Express, el último superviviente de los grandes expresos europeos, que conectaba Galicia y Portugal con París y desde allí el resto de Europa.

Fue el tren en el que viajaron los primeros vinos de Valdeorras y del Ribeiro a las exposiciones universales que se celebraron en París. Las levaduras francesas con las que Vázquez Gulías elaboró su champagne en Razamonde, llegaron gracias a esa comunicación ferroviaria que nació de la mano de uno de los grandes magnates del ferrocarril, el ingeniero belga Georges Nagelmackers, que había fundado unos años antes la Compañía Internacional de Coches Cama y de los Grandes Expresos Europeos, conocida por sus siglas en francés CIWL (Compagnie Internationale des Wagons-Lits). La misma compañía que en 1883, también en el mes de octubre, inicia los servicios entre París y Constantinopla (hoy Estambul) con su Orient Express. 

Si hoy sobrevive la marca y el tren, no es por su esplendoroso pasado de lujo disfrutado por ricos y famosos, sino por la dramática historia que a lo largo de las últimas décadas del siglo XX fueron contando en sus departamentos de tercera y segunda clase los emigrantes portugueses, extremeños y gallegos que utilizaron este tren para buscarse la vida en una Europa que prosperaba, mientras los pueblos periféricos de la Península Ibérica se desangraban enviando a sus jóvenes a buscar su suerte y su futuro fuera de su tierra.

pullman_orient_express-fleche_d_or,_interior_1_resultLos grandes expresos

El Sud Express salía de París con destino a Madrid y Lisboa. A lo largo de sus trece décadas de historia el tren siguió una trayectoria de expansión, que le llevó a tener su estación de origen en Calais y luego en Charing Cross, en Londres, y traspasar las toperas de la estación lisboeta de Rossío, pues gracias a convenios con distintas navieras, era posible proseguir viaje hasta Pernambuco, Bahía y Río de Janeiro en Brasil, Montevideo en Uruguay y Buenos Aires, en Argentina.

El Sud Express formaba parte de una estrategia de Nagelmackers de enlazar con trenes de lujo todas las capitales europeas. De Oeste a Este, con el Orient Express, que permitía circular desde Londres hasta Estambul; de Norte a Sur, con el Nord Express y el Sud Express, que conseguían enlazar desde San Petesburgo hasta Lisboa, con París como eje radial de operaciones.   

Miembro de una acaudalada familia que era la propietaria del principal banco de Bélgica, Georges Nagelmackers dispone de recursos económicos casi ilimitados con los que viajar, aprender y emprender un negocio que vio florecer en Estados Unidos de la mano de George Pullman. En poco más de una década extiende su imperio ferroviario por toda Europa con coches cama, coches salón y restaurantes que los convertían en verdaderos hoteles de lujo sobre ruedas, superando las fronteras, las diferencias de ancho de vía, aduanas y distintas administraciones ferroviarias. 

Pero ha de enfrentarse también a una Europa convulsa que sufrirá las consecuencias de las confrontaciones bélicas.

El Sud Express, dejará de operar durante la Primera Guerra Mundial, tendrá interrupciones durante la Guerra Civil y volverá a colapsar en la Segunda Guerra Mundial. La ocupación alemana es aprovechada por Mitropa, la compañía germana competidora de CIWL, para establecer un tren directo entre Berlín e Irún que también lleva el nombre de Sud-Express.

La decadencia

A partir de la década de 1950, los grandes expresos europeos sufren la doble competencia de los aviones y la carretera y empiezan a languidecer. La compañía de los coches cama (CIWL) ya había comenzado a diversificar sus áreas de negocio y poco a poco se va deshaciendo de sus coches, vendiéndoselos a las administraciones ferroviarias de cada país. 

Con menos viajeros, y en consecuencia menor rentabilidad, los servicios van perdiendo calidad por falta de inversión y los nombres míticos se descuelgan de las guías de ferrocarriles europeas. 

El primero de ellos es el Orient Express, realiza su último viaje completo entre la Gare de Lyon, en París y Estambul, el 20 de mayo de 1977. En 1986, será el Nord Express, pese a que había extendido sus ramas a Moscú y Estocolmo. Este tren, que era el complementario de nuestro protagonista de hoy, había sido utilizado por intelectuales y escritores de la Europa más meridional para acudir a la ceremonia de los Premios Nobel, como sucedió con François Mauriac, cuando recibió el Nobel de Literatura de 1952.

El superviviente

Pero, ¿Por qué siguió el Sud Express? Con la CIWL desentendida de sus grandes expresos europeos, este tren que salía de la estación Austerlitz de París, es gestionado por tres administraciones ferroviarias: SNCF francesa, Renfe y la CP portuguesa y mantiene, hasta 1969, sus ramas a Madrid y a Lisboa. A partir de esa fecha, con el nacimiento del Puerta del Sol, el expreso directo Madrid-París, el Sud Express comienza desarrollar nuevas ramas que comparten la misma composición hasta Hendaya desde la capital francesa y que luego se van segregando. Ya no son coches cama de lujo y un coche restaurante con maitre y sumiller y una pequeñacocina alimentada con carbón en la que se elaboraban espléndidos platos, sino literas de segunda clase y departamentos de primera y segunda clase, la tercera ya había desaparecido, con un bar a bordo en el que comprar bocadillos.

Este tren al llegar a Hendaya, lleva coches en los que se les cambian los ejes para que pueda seguir por las vías de ancho ibérico. Ya no van todos a Lisboa. Uno, de color verde  se engancha al expreso que tendrá su destino final en Vigo, pasando por Monforte y Ourense. Otros forman parte de la rama que llegará hasta Oporto y algunos se enganchan en el expreso nocturno a Algeciras, y viaja con el nombre de expreso Media Luna.

La mayoría de los viajeros son emigrantes e hijos de éstos que van y vienen, de sus ciudades de trabajo en Francia, Alemania o Suiza, a Galicia, Portugal, Extremadura, Zamora, o Andalucía para pasar las vacaciones y reencontrarse con la familia, y especialmente en verano, una importante afluencia de jóvenes que viajan con interrail por Europa adelante.

El languidecimiento de los expresos nocturnos también afectó severamente a este veterano tren. La conexión gallega desaparece a mediados de la década de 1990 con el finiquito del expreso de Hendaya que salía de Vigo a las cinco de la tarde y pasaba por Ourense casi dos horas después. En 2000, la SNCF pone fin a su tren París Hendaya que encabezaba la primera parte del trayecto del Sud Express. El tren pasa a ser exclusivamente portugués, desde Hendaya y utiliza material remolcado propio y asegura una correspondencia a los viajeros desde París a través del TGV. 

A partir de 2010 alquila a Renfe dos composiciones de Talgo Tren hotel, para la realización de este servicio nocturno que le ocasionan alrededor de 5 millones de euros de pérdidas al año. Años después propone a Renfe Operadora compartir parte del trayecto con el Lusitania, otro de los clásicos trenes nocturnos ibéricos que desde 1995 es un tren hotel gestionado a partes iguales entre Renfe y Comboios de Portugal. 

En la actualidad, el Sud express sale de la estación de Hendaya o de Lisboa Santa Apolonia e invierte 13 horas y 53 minutos viajando hacia la capital portuguesa y 50 minutos menos cuando lo hace en sentido inverso.

El viaje desde Lisboa a París se resuelve en una noche y toda la mañana del día siguiente si se consigue enlace, que ahora ya no está asegurado por la SNCF. Hace poco más de un siglo, el viajero invertía 34 horas.

Aunque es el único superviviente de los grandes expresos europeos, la literatyra y el cine no nos han deslumbrado con historias como las que Graham Greene, John dos Passos y Agatha Christie emplazaron en el Orient Express. Una película española, “Sud express”, dirigida por Chema de la Peña, Gabriel Velázquez en 2006 utiliza el viaje del tren para narrar seis historias que tienen como escenario este tren o las estaciones por las que circula. Años después, Bille August dirige “Tren nocturno a Lisboa” basado en la novela homónima, en la que un profesor de latín de Berna viaja hasta la capital portuguesa en este tren, aunque la trama principal discurre en Lisboa.
 

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