Aspiremos a ser nuestra mejor versión y no una simple imitación
En los últimos años vivimos una explosión de la práctica del ejercicio físico en la población adulta, con múltiples posibilidades y variedad de actividades. Pero algunos no se conforman con el centro deportivo clásico, y buscan nuevas experiencias, casi religiosas.
En todo ello colabora esa publicidad que a diario nos meten con calzador en el cerebro, que se empeña en convencernos de que la vida hay que vivirla a tope, que tenemos que pulverizar nuestros límites y desarrollar todo nuestro potencial; que a pesar de superar los cuarenta somos atletas capaces de cruzar el Estrecho a nado, el desierto con una mochila de 50 kilos y escalar el Everest sin oxígeno.
MASOQUISTAS DE GIMNASO
En los Estados Unidos, origen de la mayoría de tendencias deportivas, se ha puesto de moda un estilo de gimnasio donde el entrenador, vestido de militar, insulta a los clientes y les somete a una paliza física con ejercicios más propios del ejército espartano. Y encima cobran un pastizal por ello. Están abarrotados por personas deseosas de ser torturadas.
Allá cada cual con sus perversiones. Dejamos esta inclinación a debate de los psiquiatras. La cuestión que nos interesa es que, efectivamente, si nos proponemos mejorar nuestra condición física y estamos dirigidos por un profesional formado -y sensato- podemos lograr excelentes resultados.
Con paciencia, trabajo, criterio, optimismo y sentido común quizá no nos convirtamos en un Usain Bolt o un Lebron James, en una Garbiñe Muguruza u Ona Carbonell. ¿Qué importa eso? Aspiremos a ser nuestra mejor versión y no una simple imitación.
EL DEPORTE, PARA PODER CONTARLO
Pero hoy parece que si no escalas un 7.000, no levantas 120 kilos en press de banca, no completas una maratón de montaña, estás desperdiciando la vida.
Muy al contrario, algunos están perdiendo la salud -a veces la existencia- por embarcarse de forma repentina -y sin supervisión- en deportes de gran exigencia física o técnica. La lista de fallecidos en carreras populares asciende cada año. La lista de lesionados es ya incontable. En estos casos, sin duda, pulverizaron sus límites. Sentido común, por favor.
