Sobrecarga de ejercicio, falta de descanso desorganización del entrenamiento... ¿Superamos los límites? Pues sí, los de la estupidez.
Las investigaciones científicas avalan -cada vez con más rigor- los beneficios del Ejercicio Físico como prevención y como medicina para todo tipo de enfermedades y trastornos físicos y psicológicos. (¿Se han enterado ya nuestros políticos? Porque castigan a nuestro sector como si fuese el tabaco o el alcohol).
Pero, como todo tipo de medicina o práctica para el ser humano, la clave está en la dosis y en su posología. Los datos y las conclusiones más recientes de los investigadores del Ejercicio no dejan lugar a dudas ni tópicos. Su exceso puede ser y es perjudicial.
Lo es para los atletas de alto rendimiento -aquí no hay sorpresa, conociendo cómo terminan tantos deportistas- y lo es también para practicantes aficionados, verdaderos inconscientes de sus actos.
Los límites de la estupidez
En esta sección ya hemos denunciado esa estúpida tendencia en los medios y la publicidad a invitar al inocente consumidor a “superar tus límites”, a que “nadie te diga no lo puedes hacer”. Entre lo que nos meten con calzador en el coco y lo que nos creemos, las clínicas rebosan de enfermos y lesionados.
La Sociedad Española de Cardiología avisa cada año del alza en accidentes cardiacos, respiratorios y vasculares entre deportistas aficionados. Muchos de ellos responden al exceso y descontrol del ejercicio.
Sobrecarga de ejercicio, falta de descanso -incluso con una lesión presente- objetivos inalcanzables, desorganización del entrenamiento, desconocimiento de nuestro estado de forma, desorden nutricional, uso y abuso de sustancias estimulantes sin control ni necesidad, obsesión por el físico... ¿Superamos los límites? Pues sí, los de la estupidez.
Sentido y sensibilidad
¿Cuál es la cantidad adecuada de ejercicio? ¿Dónde está la frontera? Algunos expertos señalan que más de cinco días de práctica vigorosa por semana incrementan el riesgo de mortalidad, lesión o enfermedad crónica, superados los 30 años de edad.
¿Solución? Realizar una prueba de esfuerzo antes de probarse las zapatillas. Ponerse en manos de un entrenador que aplique las cargas y descansos apropiados e individualizados. Disfrutar, sentirse vital y enviar a los “influencers” a la papelera de reciclaje.
