VIAJES | POR ESPAÑA

Trujillo, cuna de conquistadores

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Uno de los grandes placeres de Trujillo es contemplar su muralla, de origen musulmán, que rodea el conjunto histórico de la ciudad con forma serpenteante, adaptándose a los desniveles del terreno

La ciudad extremeña, cuna de grandes conquistadores, es un auténtico museo al aire libre de iglesias, castillos y casonas solariegas. Pero no todo es historia, el jamón ibérico, las migas y el gazpacho, son otros de los atractivos turísticos que nos esperan aquí. Preparamos la vista y el paladar para disfrutar de una visita que hará historia.
Hace ya más de 5 siglos que Francisco Pizarro y Francisco Orellana partieron desde aquí en dirección al nuevo continente, donde pasaron a la historia como descubridores y conquistadores de Perú. Pasear por esta ciudad es hacer un viaje en el tiempo y en la historia que escribieron sus hijos pródigos.

Uno de los grandes placeres de Trujillo es contemplar su muralla, de origen musulmán, que rodea el conjunto histórico de la ciudad con forma serpenteante, adaptándose a los desniveles del terreno. En ella podemos ver hasta 17 torreones y cuatro de las siete puertas que poseía originalmente.

La alcazaba fue construida entre los siglos IX y X sobre el extremo del recinto amurallado. Domina toda la ciudad desde lo alto del cerro Cabeza de Zorro y consta de dos partes: el Patio de Armas, la zona más antigua, y la Albacara. Este castillo fue el refugio de Juana de Castilla, la Beltraneja, durante sus disputas con Isabel la Católica.

Uno de los grandes tesoros de la ciudad es su Plaza Mayor. La plaza está rodeada de bellas porticadas y es un habitual centro de reunión. Aquí, además, encontramos algunos de los mejores restaurantes de Trujillo. Debemos prestar especial atención a la iglesia de San Martín, construida en el siglo XVI en estilo barroco; así como a la estatua ecuestre de Francisco Pizarro.

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