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Vendimia tardía de Albariño a orillas del Miño

Racimo de uvas.
photo_camera Racimo de uvas.

Las uvas con las que se va a elaborar la cosecha de 2018 de La Trucha de Otoño están todavía en las cepas

Hace ya tiempo que en las fincas de Notas Frutales de Albariño, una bodega familiar que se encuentra en Crecente, realizaron la vendimia en sus 17 hectáreas de viñedo.

En la bodega huele a mosto en plena fermentación. El proyecto, nació como Finca Garabelos, pues ese es el nombre de la finca familiar que dio origen a todo y del vino con el que salieron al mercado a principios de esta década. En 2013 nació el segundo vino, La Trucha. Pero hoy día no podemos considerarla segunda marca más que por el orden cronológico, porque se ha convertido en el vino más premiado de la bodega y en 2018, en el vino más premiado de Galicia.

La Trucha se ha convertido en una colección de vinos que está encabezada por el  vino del año, La Trucha Barrica, fermentado en barricas de roble francés, la Trucha Golosa, pensada para el público que quiere iniciarse en el mundo del vino, pero con un Albariño que sin perder su identidad de frescura y acidez, aunque en la zona del Condado es una acidez más contenida, presenta un carácter más goloso, más atrevido.

Pero el gran protagonista de esta sección hoy es La Trucha de Otoño. Las uvas con las que se va a elaborar la cosecha de 2018 están todavía en las cepas, en una finca e excepcional orientación y pendiente, que permite mantenerlas aireadas y sanas, pese a las lluvias que puedan venir, madurando lentamente con el sol del otoño, mientras la botritis cinérea, la noble, le aporta su característico sabor. Es un cosecha tardía, no un vino dulce, de extraordinario valor. Un vino único, de los poquísimos que se elaboran siguiendo este método, pues en Galicia resulta difícil encontrar fincas que permitan mantener en el viñedo las uvas hasta noviembre o diciembre. Entre 800 y 1.200 botellas salen cada añada, tras un pausado proceso de elaboración y crianza que se prolonga durante casi 2 años. Un vino que sale de la bodega en plena madurez, tras doce meses de reposo en botella, y que tiene una larga vida si se conserva en condiciones óptimas, como mínimo entre 5 y 7 años, mostrando esa gran versatilidad del Albariño, sobre todo del valle del Miño, de complejos matices, excelentes notas frutales y un sabroso paladar.

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