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Viajar, escuchar, vivir, contar, los verbos que conjugó Carlos Casares

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En marzo se cumplieron 15 años del fallecimiento de Carlos Casares. Definirlo como escritor semejaría a fotografiar un arco iris en blanco y negro. estamos ante una de las figuras más polifacéticas de la Galicia contemporánea. La exposición “Os mundos de Carlos Casares” incide en ese carácter tan plural del creador ourensano. 

Ramón Piñeiro, a quien consideró siempre un maestro, murió a los 75 años, la edad que tendría hoy Carlos Casares, de no haberle sorprendido un infarto de miocardio el 9 de marzo de 2002, al día siguiente de haber entregado su última novela, “O sol de verán”. 

Ourense y Xinzo de Limia no solo figuran en su biografía como lugares de nacimiento y 5_casares_en_vigo_1977_resultresidencia. Buena parte de su inspiración literaria arranca de las experiencias vividas durante su infancia y juventud en la comarca de A Limia y en la ciudad de As Burgas, en la que entabló amistad, siendo un joven de 18 años, con Vicente Risco y convivió y compartió tertulia con Xaquín Lorenzo, Ferro Couselo, Prego o la generación de “Os artistiñas”. 

También allí se inicia en el mundo del periodismo. Primero, a través de los micrófonos de “La voz de la Limia”, la radio que la cadena de emisoras sindicales (CES) tenía en Xinzo; después, en las páginas de La Región, con su sección “Con esta lupa” que realiza en colaboración con el dibujante Siro López. Ese carácter iniciático que tiene para Casares la provincia de Ourense se transpondrá también a su actividad docente que comienza en 1969 como profesor no numerario en el instituto de Viana do Bolo. 35 años después, en junio de 2004 pasará a llamarse IES Carlos Casares. Con plaza ya en propiedad ejercerá en Cangas, en el instituto de Rodeira, a partir de 1974 y terminará su actividad docente y en el Santo Tomé de Freixeiro de Vigo. 

Su ourensanismo militante se extenderá al terreno de la política cuando en octubre de 1981 es elegido diputado en el primer parlamento gallego, como independiente dentro de las listas del PSdG PSOE por la provincia de Ourense.

suecia_retrovisor_1_resultPero es tal vez en el terreno de la literatura en el que Carlos Casares ejerció más oficios: novelista, cuentista, ensayista… cultivó la literatura biográfica y la crónica de viajes. Incluso escribió una guía gastronómica de la provincia de Pontevedra. A estos, hay que añadir su faceta de traductor, primero con “O principiño”, de Saint-Exupery en 1972 y que en “O vello e o mar” (1998), le llevaría a indagar en las correrías de Hemingway por Galicia y hasta a teorizar que su inspiración para la creación de esta historia surgió al ver el rudo trabajo de los pescadores de la ría de Vigo. El Casares escritor fue, a partir de 1985, editor, cuando se puso al frente de la Editorial Galaxia.  Ávido lector desde la infancia, una de sus aportaciones más relevantes como editor fue la incorporación de clásicos de la literatura universal al catálogo de Galaxia, normalizando así la lectura en gallego de textos de Stendhal, Manzoni o el ciclo completo de Sherlock Holmes, que luego se extendería con obras de Camus, Joyce, Poe…  

Frente al Casares institucional, el académico, el presidente del Consello da Cultura Galega, se sentaba otro Casares que se empapaba de todo cuanto le rodeaba. Un viajero incansable, atento a todo cuanto acontecía en su entorno, a lo que le contaban, un coleccionista de anécdotas, de sucesos. Un hombre de mirada inquieta, a veces con sonrisa de niño pillo que se empapaba del mundo y luego lo convertía en una historia, un relato que contaba con una gracia cautivadora. El Casares escritor, editor, articulista, el político que contribuyó a la normalización lingüística en Galicia ha dejado una obra sólida para las futuras generaciones. Pero al Casares oral, que era capaz de seducir a sus contertulios, a sus compañeros de mesa en una comida, a sus amigos, con una historia aparentemente intrascendente, lo hemos perdido para siempre.  

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