LAS CARAS DEL RíO MIñO

Viaje por la Galicia que recorre el Miño en 315 kilómetros

Ourense. Ponte Vella de Ourense.
Foto: Xesús Fariñas
photo_camera A Ponte Vella de Ourense.

Se puede cruzar a nado, a pie sobre un puente romano o a saltos entre rocas

Discurre por tres de las cuatro provincias gallegas. Es el río más grande y largo de Galicia y el único de los grandes que acaban en el mar y no lo hace formando una ría. El río que no nace en "Fuente Miña", como hacían cantar en las escuelas durante las décadas de 1960 y 1970, o en Fonmiñá, sino en el Pedregal de Irimia, en Meira, está en la mente de todos los gallegos. Pero su cambiante paisaje que se desarrolla a lo largo de 315 kilómetros es muy poco conocido, quizá porque en sus primeros doscientos kilómetros se asoma poco a las carreteras más transitadas, con la excepción de su paso por Lugo y por Portomarín. 


Antes de llegar a Lugo capital, la cuenca alta del Miño se comporta de manera pausada, calma y lo hace de forma natural, no como sucede en su curso medio, donde son los embalses los que encalman sus aguas. Las "Terras do Miño" de la provincia de Lugo constituyeron el primer espacio natural que recibió el reconocimiento de Reserva de la Biosfera en Galicia. Desde su nacimiento en Meira y en el entorno de sus primeros afluentes hasta que cruza delante del balneario de origen romano en Lugo, el Miño y sus primeros afluentes conforman la segunda reserva de la biosfera más grande de la Península Ibérica.


En su curso alto el Miño es un río tranquilo.  Todo lo contrario de lo que suele suceder con la mayoría de los cursos fluviales. Poco a poco se va ancheando, pero lo hace sin aspavientos. En Outeiro de Rei se puede cruzar a pie, sin problemas, o recorrer un sendero de 18 kilómetros que nos lleva a conocer las primeras islas, "as ínsuas", los caneiros, puentes colgantes... Es la esencia del Miño natural, el que se extendía aguas abajo hasta su desembocadura en A Guarda, antes de que en la década de 1950 se comenzase la construcción de los embalses.


Pero existen otros Miños: el de los cañones angostos de la Ribeira Sacra, el que acoge al Sil en su viaje hacia el mar. Aunque el Sil aporta más caudal en Os Peares, es el Miño el que sigue como río principal. Aquí no manda el principio del caudal o la longitud, sino el ángulo que describe cada uno de ellos con el curso que sigue. El Miño tiene un ángulo notablemente más abierto, más cercano a la línea recta.
Os Peares es el Check Point Charlie de la hidrología y la geografía gallega: confluencia de tres ríos, cuatro municipios, dos provincias y dos diócesis y el encuentro de las Ribeiras Sacras del Miño y del Sil.


Desde Belesar, en Chantada, hasta que deja la provincia de Ourense más que un río es una sucesión de embalses que han desfigurado su paisaje. Si contamos todas las presas que tienen sus afluentes, el Miño es el río que más energía hidroeléctrica genera por metro cúbico de agua de toda España.
En su último tramo, el Bajo Miño, aún conserva parte de la riqueza piscícola que era proverbial en todo su recorrido: un río lleno de salmones, anguilas, esturiones y lampreas Los esturiones se extinguieron, los salmones ya no llegan hasta Ourense. Las anguilas escasean y solo las lampreas empienzan a recobrar la importancia que tuvieron.

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