ENTREVISTA

Xavier Magalhães, pintura de las emociones

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Xavier Magalhães es un pintor de su tiempo y de su tierra, que interpreta sobre el blanco de un lienzo o de una tabla todo lo que le ha tocado vivir

Una gran marea de incendios forestales asoló Galicia en el verano de 2006, Xavier Magãlhaes reaccionó. Durante semanas, meses, sus pinceles dejaron plasmado sobre el blanco, los colores del horror. Así nació O Bosque de Faíscas, Os desherdados, una colección pictórica que expuso en varias ciudades y que hoy, víctimas de la misma barbarie, vuelve a cobrar actualidad. Discípulo predilecto de Laxeiro, Xavier Magalhaes (Pontevedra, 1953) es un pintor vigués, inquieto, que trabaja en un estudio abarrotado de libros durante horas, todos los días, pero que sale a la calle para empaparse de lo que sucede y luego, con trazo grueso pero fino sentido plasmarlo en sus cuadernos de bocetos, en los lienzos, tablas o en carpetas de grabados.

1. ¿Cuáles fueron los pintores que te llevaron a dedicarte a esto?

Nosotros tenemos la suerte de que el eje de la pintura a lo largo de los siglos lo forman tres artistas españoles. El denominador común de los tres es que cogieron todo el saber de su época y marcaron la línea a seguir. Fueron los verdaderos hitos de la pintura mundial: Velázquez, Goya y Picasso. Cuando con diecisiete años le pregunté a Laxeiro dónde se podía aprender a pintar, él me dijo “Aquí”. “¿Pero aquí dónde?”, le volví a preguntar. Entonces él zapateó con los pies en el suelo y me dijo: “Aquí, aquí”. “Entonces me quedo aquí”, le dije. Y a partir de ahí, Laxeiro me enseñó, primero a dibujar y luego a pintar.

2. ¿Cómo conociste a Laxeiro?

Él tenía una amistad muy grande con mi padre. Pero mi vínculo con él se intensificó cuando rompí tablas con mi padre, cuando le dije que no quería ir a la universidad porque quería ser pintor , aquello fue un drama familiar. Mi padre adoraba la pintura, pero quería que yo tuviese una carrera. Recuerdo que Laxeiro entonces me preguntó por qué quería ser pintor y yo le conté que lo que sentía cuando dibujaba y todas esas cosas y recuerdo que me dijo. “Neniño, en esta vida se nace para dos cosas: para ser o para tener. Tú has elegido ser. Pintar vas a pintar, pero vas a pasarlas putas.”  Y realmente pasé momentos muy difíciles, pero también otros deliciosos.

3. ¿Qué tal era como maestro?

Fue un maestro muy exigente, sin exigirme nada. Trabajé mucho porque quería estar a la altura de lo que él me pedía, no porque me lo impusiera. Si había que dibujar una manzana, se hacía ochenta veces hasta que salía. Si había que hacer la calle era de día, de noche, con lluvias, con sol, sin sol, con un carbón bien gordo, hasta que viera color. Y yo dibujé con carbón hasta que vi el color. 

 

"Hay que ser poroso ante la vida para que te traspase"

4. ¿Hay alguna enseñanza que siga especialmente presente en ti tantos años después?

Que fuese poroso ante la vida. A dejar que la vida te traspase. Como la tierra que se impregna de todo lo que le cae encima. Porque si andas con un impermeable por la vida, las experiencias te resbalan. Es cierto que esa porosidad te abre a las cosas buenas y las cosas malas. Ahí tienes que saber quedarte con las buenas, como las plantas con los nutrientes, y desechar lo negativo.

5. ¿Te consideras un pintor de vida bohemia?

Si la bohemia es pensar por ti mismo, tener la libertad de hacer y deshacer lo que te dé la gana, si la bohemia es transgredir, pues sí. Soy un bohemio. Si la bohemia es ponerte ciego de copas hasta las cuatro de la mañana, no. Porque yo al día siguiente no estaría en condiciones de trabajar.

6. ¿Cómo trata el mercado a los artistas hoy día?

La crisis, ha roto el mercado artístico. El mercado existe para obras de Picasso, Miró, Lucio, cosas grandes. Para nosotros la cosa está muy difícil. Se malvive, pero con mucha alegría (Suelta una sonora carcajada). En un mercado como el gallego, quienes tiran del arte son las instituciones. Museos, Xunta, concellos, entidades financieras, fundaciones… Pero cuando esas instituciones, fundaciones y entidades tienen que luchar para poder mantenerse abiertas, queda muy poco o nada para compras.  También afectó al coleccionista individual, que en muchos casos  ahorraba a lo largo del año para comprar un cuadro. Yo crecí en ese ambiente, en el que a veces se sacrificaban las vacaciones por un cuadro.

 

ELIGIÓ SER EN VEZ DE TENER Y SIGUIÓ LA SENDA DE LA PINTURA, UN VIAJE QUE COMENZÓ CON LA DÉCADA DE 1970. XAVIER MAGALHÃES SE CONFIESA SEGUIDOR DEL EXPRESIONISMO ALEMÁN EN LA MANERA DE ENFOCAR LA REALIDAD, SIN TABÚES, PERO TODAS AQUELLAS INFLUENCIAS DE LAS QUE SE HA EMPAPADO A LO LARGO DE SU VIDA HAN FORJADO UN ESTILO MUY PERSONAL DONDE MANDAN LOS TRAZOS NEGROS Y UN CROMATISMO QUE REZUMA GRAN VITALIDAD.

 

7. ¿Cómo organizas tus exposiciones? ¿siguen una línea temática?

¿Te refieres a si me pongo a trabajar para hacer una exposición? No. No lo hago. Me pondría muy nervioso si tuviese que pensar hoy, en los cuadros que debería de pintar para una exposición en diciembre. Yo tengo que tener la obra en mi estudio, ya terminada, cuando preparo una exposición. Respecto a si pretendo que mis exposiciones tengan un carácter temático, no lo hago.  Pinto cada día. Cada cuadro es una obra, una historia. Algo que me ha hecho reflexionar, sentir. El conjunto de los cuadros de una exposición representan, en ese sentido, una parte del diario de mi vida, de mis vivencias, de cómo respondo ante lo que me gusta y lo que me horroriza. En el MIHL, en Lugo, expuse “O Bosque de Faíscas”, una colección de obras que había pintado en respuesta al horror de los incendios de hace unos años. Hoy vuelve ese horror y vuelvo a verlo en esos cuadros. Antiguamente el bosque ardía de manera natural para regenerarse y hoy no. Hoy es un asesinato.

"Un cuadro debe decir algo todos los días"

8. ¿Qué lo más importante en un cuadro?

Que te diga algo. De nada sirve la obra de un artista que tiene en su haber cientos de exposiciones y obra en muchos museos, si a ti no te dice nada. Lo más importante, si tienes un cuadro mío es que todos los días, cuando lo mires, ese cuadro tenga un lenguaje nuevo para ti.

9. Aunque naciste en Pontevedra, siempre te definiste como un pintor de Vigo.

Mi padre era militar y nací cuando estaba destinado en Pontevedra. En cada ascenso, mi padre fue a un sitio diferente, hasta que acabamos en Vigo. En Vigo me formé, tuve mis novias, me casé, mis hijos nacieron en Vigo, viví mis mejores momentos y los más amargos. Mis lágrimas, mis sudores impregnaron esta ciudad, por eso no tengo duda de que soy vigués. Esta es una ciudad que lo absorbe todo. Te fagocita. No te pregunta de dónde vienes, te hace suya. Todos los artistas y escritores gallegos acabaron aquí en algún momento de su vida.

10. En tu juventud mantuviste relación con pintores consagrados, como Laxeiro. ¿vienen artistas jóvenes a tu estudio, pidiendo consejo?

Sí, algunos vienen. Lo primero que hago es desmontar tabús, desmitificar. Mi cocina no tiene secretos y en la medida que puedo ayudarles lo hago, como lo hicieron conmigo.

El artista debe de ser receptivo a la sociedad en la que vive. Fui educado en tres grandes principios: el amor a Galicia, a la pintura y a la libertad.

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