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Bronce mundial forjado en O Barco

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photo_camera Imagen del Adas en la etapa de Ordóñez.

El berciano Saúl Ordóñez, medallista en Birmingham, pasó 4 temporadas en las filas del Adas y mantiene el contacto y el cariño

Cuando Saúl Ordóñez (Ponferrada, 1994) cruzó la línea de meta en la prueba de 800 metros, muchos se alegraron. Familia, amigos, compañeros... No era para menos. Medalla de bronce de un Mundial en pista cubierta. Durante unos minutos fue plata por la descalificación "interruptus" de un rival. Pero el tercer cajón del podio sabía de maravilla. También en O Barco. Saúl fue (y sigue siendo) uno de los suyos. Defendió los colores valdeorreses. Ya apuntaba maneras.

"Estuve cuatro temporadas, si no recuerdo mal. Me tocó la etapa previa a la opción de disputar la División de Honor y me acuerdo de intentar luchar por el ascenso con un equipo que se dejaba la piel sin dejar de disfrutar un momento. ¿Anécdotas? Muchas, pero ninguna para contar de forma breve (ríe). Me quedo con los muchos viajes con Agustín González "Tinín", el presidente, en su coche", recuerda Ordóñez.

Una etapa positiva para su carrera. No dudó en cruzar el Bierzo y empezar una nueva etapa. "Chus Alonso, mi entrenador de aquel entonces, tenía buena relación con el atletismo gallego, y nos motivó para fichar con aquella buena gente que nos abría puertas a carreras por la comunidad", señala el atleta.

Después una beca y su futuro en el atletismo le llevaron a Salamanca. Pero siempre con un ojo puesto en Valdeorras. El contacto no se pierde. Ha vuelto y volverá. "Sí, mantengo contacto con aquellos atletas del Adas con los que conviví. Siempre que me los encuentro. Me tienen aprecio. También con otros atletas del Ourense Academia Postal, del cual era filial el Adas. Y con los directivos de ambos clubes todavía mantengo relación", destaca el bronce mundial.

Tanto es así que, una vez lejos de O Barco, regresó para competir y ganar. "Tinín siempre me pega un toque para que corra la Milla Urbana y es un gusto poder correr en un sitio que te tratan bien, como a uno más de la ciudad. Ganar allí en el año 2015 fue una alegría muy grande que ojalá pueda repetir", avanza Ordóñez.

Ha pasado ya cerca de un mes desde su bronce en el Mundial de Birmingham. Tras el subidón llega la calma. "Estoy mucho más tranquilo, de vuelta a la rutina". Es la ley del atleta. Disfrutar poco, trabajar mucho. Pero el recuerdo no se olvida. Lo tiene muy presente. " Recuerdo ese momento, el antes, el durante y el después, como un sueño, ya que para mí cada experiencia de estas la vivo como única y última. Además era mi primer Mundial. Pero también fueron instantes con una fuerte tensión y muchos nervios", analiza Ordóñez.

El bronce está en casa. En Ponferrada. Pero una parte de ese éxito tiene sus raíces en O Barco. Un "hijo adoptivo" está en la élite mundial. Toca disfrutarlo.

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