BÁDMINTON | ENTREVISTA

"Carolina Marín no es Messi pero sí el Rafa Nadal del bádminton español"

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photo_camera El ourensano Miguel Barbado Fernández, la pasada semana en el Mundial Júnior de Bilbao.

Miguel Barbado, que llega del Mundial Júnior de Bilbao en el que logró el puesto 25
con España y la segunda ronda individual, reconoce que la vida en la Residencia Blume "es muy dura pero si quiero ser olímpico no queda otra que esforzarse"

Miguel Barbado Fernández (26 de marzo de 1999) se ha convertido en uno de los deportistas ourensanos más internacionales. Nieto, hijo, sobrino, hermano y primo de deportistas, aunque practicó fútbol, atletismo, natación y balonmano perteneciendo a la saga de los Fernández su deporte no podía ser otro que el bádminton.

Seguidor de las series 'The Walking Dead' y 'Juego de Tronos', si bien apenas tiene tiempo para el ocio, así como de la música pop y rock, pertenece al Club Athlos y afronta su segunda temporada como 'inquilino' de la Residencia Blume. El Mundial Júnior de Bilbao ha sido su competición más reciente.

¿Qué tal ha ido su estreno en una cita mundialista?
Ha sido muy productiva porque el objetivo era adquirir experiencia para afrontar con más garantías las futuras competiciones internacionales. La intención era ver a los asiáticos y la verdad es que estoy muy contento.

¿Qué tal lleva lo de estar todo el año fuera de casa?
Veo a mi familia mucho menos de lo que me gustaría y la vida aquí es dura pero la llevo bien porque es el segundo año y además si quiero llegar algún día a ser olímpico no queda otra que esforzarse al máximo. 

Segundo de Bachiller y entrenar, parece duro.
Se hace muy rutinario porque es estudiar, entrenar, estudiar y entrenar, aunque nos facilitan mucho las cosas. ¿El ocio? Sacando las horas de dormir tenemos tres horas libres al día. Una o una y media la utilizo para estudiar, y después veo series y escucho música. ¿El futuro lectivo? Psicología, o tal vez INEF, pero seguramente la especialización en Psicología Deportiva.

Y como vecina de residencia nada menos que Carolina Marín.
Trabaja a diario con nosotros y para mí es una entrenadora más. Nos ayuda, nos da tácticas y además supone una motivación para todos estar junto a una campeona mundial y olímpica. Si consiguió ella llegar a lo más alto, por qué no nosotros. ¿Calidad o trabajo? Calidad tiene, aunque no es Messi, lo suyo es trabajo, trabajo y más trabajo, puede decirse que es el Rafa Nadal del bádminton español.

Hablar de bádminton es hablar de los asiáticos...
En China el bádminton es el deporte rey, y en general en toda Asia. Desde los 5 años los deportistas entrenan ocho horas diarias, lo llevan con disciplina militar. Claro está, después llegan a un Mundial como el de Bilbao y lo hacen con 10 años de entrenamiento a sus espaldas y yo llevo cinco años de entrenamiento específico, los tres del Centro de Tecnificación de Galicia y ahora los dos que llevo en la Blume.

Bilbao supone casi el punto y final a una temporada complicada.
Me queda el Open de Eslovaquia, donde espero estar a un buen nivel para subir ránking, que era el objetivo de este año aunque la verdad es que estuve lesionado y nunca estuve al cien por cien por lo que no di mi mejor nivel. Ahora ya están superados los problemas en el tendón rotuliano y ya pienso en 2017 en el que me planteo ganar el Campeonato de España Júnior, llegar a los cuartos o semifinales del Nacional absoluto, conseguir medalla en el Europeo y luchar por un diploma en el Mundial. No será fácil pero sé que estoy capacitado para ello. 

Y los Juegos, ¿en 2020 o en 2024?
Estar en Tokio sería genial pero creo que me pilla muy joven. La edad de mejor rendimiento en un jugador de bádminton llega entre los 25 y los 27 por lo que los Juegos de 2024 sería una opción mucho más lógica.

En Asia el bádminton es una religión y en la familia Fernández puede decirse que también.
En mi familia todos juegan al bádminton. Practiqué otros deportes pero a mi abuelo Julio le encantaba entrenarme y empecé a lograr títulos muy pronto por lo que fui con el entrenador Rafa Vázquez al Centro de Tecnificación de Galicia. Mi primera raqueta me la regaló mi abuelo, una Carlton amarilla y negra. Tenía cinco años, y hasta ahora. 

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