El Burgas Coluer Factory Team cerró su segunda campaña consolidando su proyecto y obteniendo resultados importante
Con una sonrisa. Así terminó el año el Burgas Coluer Factory Team. Una segunda campaña de consolidación y crecimiento para un equipo ciclista que se despidió de curso dejando un buen sabor de boca. Tanto por la cantidad de competiciones en las que estuvo, como por los resultados.
"No nos podemos quejar. Ha sido una temporada muy positiva. Hemos dado un paso adelante como equipo, resultados y también en patrocinadores. Lo único negativo, las lesiones. Pero el balance es bueno", señala José Ferro, Team Manager del Burgas Coluer Factory Team.
Y es que al pasar revista al 2017, el segundo de existencia para el club, se pueden encontrar títulos nacionales Open para Delmiro Acevedo en ultramaratón o el subcampeonato gallego para Toño Rivas en sus franjas de edad. Motivos más que suficientes para encarar el 2018 con optimismo y ganas.
"Venimos de la feria Unibike, en Madrid, haciendo ese otro trabajo que es muy necesario. Hablar con marcas, patrocinadores... Una labor de despacho que es la que te permite después tener una año positivo en las competiciones", apunta Ferro.
CARAS NUEVAS
También en el capítulo de incorporaciones. El equipo ourensano ya realizó su primer fichaje: Alberto Alanis. El biker de Quiroga reforzará la categoría Élite de un Burgas que no descarta más altas en su plantel. Tampoco en la cantera, aunque ese mercado es más complicado. "En Ourense es difícil que la gente joven entre, en parte porque ya está la Escuela del Club Ciclista Maceda, muy consolidada y con grandes resultados. Además al movernos en pruebas de distancias largas, al final estamos los adultos principalmente", explica Ferro.
No habrá que esperar mucho para volver a ver al Burgas Coluer Factory Team por las pistas de la geografía gallega, española y portuguesa. "En noviembre arranquemos con los entrenamientos y a partir de febrero las competiciones empiecen a llenar el calendario", añade el componente del club ourensano. Mientras, tocará seguir trabajando, llamando a puertas y moviéndose por los pasillos, para en pocas semanas recuperar del armario el maillot y afrontar un año de ilusión.
