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Alcanzar nuestras metas deportivas

¿Te has oído a ti mismo alguna vez poner excusas como “esto es imposible” o “yo no puedo” para no hacer algo? O también esos que se motivan mucho y, de repente, sienten que quieren hacer cosas nuevas y se proponen nuevos retos pero, al final, nunca los empiezan o suelen dejarlos a medias.

Por si fuera poco, justifican y ocultan su falta de voluntad en excusas como las que hemos dicho antes para evitar el sentimiento de culpa. No llegar nunca a terminar lo que te propongas no tiene porque ser tu signo eterno, puedes luchar contra ello.

MOTIVOS QUE LLEVAN A ALGUIEN A SUFRIR DE FALTA DE VOLUNTAD 

Según la especialista en psicología, Gemma Figueras, uno de los motivos por el que las personas desarrollan este comportamiento reside en la educación que se ha recibido en casa. “El tipo de conducta que inculcan en sus hijos los padres autoritarios y controladores impide que los niños desarrollen la capacidad de autorregularse, de internalizar sus propias intenciones y de aprender a actuar en consecuencia”, explica Figueras.

Por otra parte, la psicóloga, Natalia Pomar, nos cuenta que la frustración es una gran fuente de aprendizaje y también es importante empezar en la infancia: “si de pequeños no nos han enseñado a frustrarnos de vez en cuando, a perseguir metas con obstáculos y, lo más importante, a aprender de esos obstáculos, lo vamos a tener más complicado a la hora de sacar la fuerza de voluntad”.

Ya sea en el trabajo, en familia, amistad y en objetivos deportivo es usual que no se confíe plenamente en una persona con falta de voluntad, porque se cree que no se va a comprometer y que puede dejarnos tirados en cualquier momento. Por otra parte, es un comportamiento que acaba dañando emocionalmente a la persona que lo sufre, ya que el círculo vicioso de proponerse algo y no conseguirlo termina por atacar la autoestima de la persona. “La falta de voluntad provoca en quienes la padecen frustración, angustia o incluso ansiedad”, asegura la psicóloga Figueras.

GUÍA DE SEIS HÁBITOS PARA SUPERAR LA FALTA DE VOLUNTAD

1. “El primer paso es reemplazar el “tengo que” por “quiero” para convertir el nuevo propósito o objetivo en un deseo más que en una obligación”, “si quiero hacer ejercicio pero la sala fitness me aburre, difícilmente voy a perseverar en ese hábito. Sin embargo, si bailando me lo paso muy bien y me conecta conmigo mismo, persistir en ello me va a resultar más sencillo”.

2. Lo siguiente será empezar a pensar en el “ahora” y no en el futuro. Ten en cuenta que la motivación es lo que te pone en marcha, y el hábito es lo que hace que sigas.

3. “Es fundamental especificar un plan concreto con días y horas, poco a poco, los grandes cambios no se concretan de un día para otro”. Crear una rutina de trabajo y perseverar en ella ayudará a tener una planificación y evitar que se vayan dejando pasar los días sin hacer nada.

4. Ponerse metas realistas y no esperar, por ejemplo, “perder mucho peso en una semana” o nos vamos a frustrar y encontrar la excusa para escapar de lo que nos hemos propuesto.

5. Generar un compromiso con otras personas también suele ser de gran ayuda ya que debes comprometerte y si fallas no lo estarás haciendo únicamente a ti mismo, sino también a los demás.

6. Si se cae en la “tentación” de saltarse alguna de las pautas o cosas que hacer que te habías planteado, es recomendable contárselo a alguien; “verbalizar esto permitirá ser consciente de dicha situación, y es crucial ser consciente de los pensamientos que nos ayudan a abandonar la rutina”.

La falta de voluntad es algo que afecta a muchas personas y tal vez no le damos la importancia que merece. Si nos enfrentamos a este problema podemos llegar a superarlo con disciplina. De hecho, las personas que tienen mucha fuerza de voluntad suelen tener un carácter muy ordenado, normativo, rígido y meticuloso. Conseguir lo que nos proponemos requiere esfuerzo, no cae del cielo, por eso es importante asumir esa realidad cuando nos enfrentemos a una nueva meta.

“Durante el proceso pueden aparecer emociones de todo tipo: miedo, aburrimiento, frustración, ilusión, alegría, etc. Si se viven de forma natural y como parte del proceso será más fácil, pero si lo veo como algo terrible y pretendo realizar un cambio sin ningún tipo de trabajo emocional, evidentemente será más complejo”. Así que ya sabéis, hay que tener presente que alcanzar nuestras metas va traer trabajo y debemos valorar si estamos dispuestos a hacerlo.

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