RALLY OURENSE

Gasolina en el ADN

photo_camera Varios espectadores esperan la pasada de uno de los tramos del sábado.

Ourense disfrutó de un Rally del que presume cada año y que no admite dudas sobre su futuro y de la necesidad de mimarlo que para siga brillando 

No necesita presentación ni depende de nadie. El Rally de Ourense es cita social sobresaliente cada vez que el verano está a las puertas (aunque este año se haga de rogar) y éxito asegurado gracias al saber hacer de quienes ahora lo dirigen y de los que antes les han pasado el testigo. Medio siglo y un poco más de motor en vena. Chispas con denominación de origen.

Esta vez se cotizaron las zonas secas y el paraguas fue mayoría, pero eso es lo de menos cuando por delante los que pasan son amigos, conocidos o incluso familia. Los verdaderos protagonistas de una prueba deportiva en la que también compiten los mejores.

Una año de preparación, meses de esfuerzo y 48 horas de pasión. El cenit a una semana en la que es imposible no tomar café sin que salga el tema. Pagar la factura en el taller sin analizar el efecto meteorológico en la carrera. Airear la habitación y no escuchar el rugido de algún motor.

Esta vez cambiando la crema solas por el paraguas y las chanclas por las botas de montaña. El móvil a tope de batería y el suplemento bajo el brazo son universales. Bocata o empanada, refresco, agua o cerveza, en el tramo de siempre o cambiando cada año. Aficionados a miles y fieles hasta el extremo.

El Rally no se discute ni se negocia. Es nuestro y toca mimarlo para seguir presumiendo del trabajo bien hecho. Herencia impagable para un provincia con la gasolina en el ADN.

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