CRIMEN DE VERÍN

Condenados a 78 años de cárcel los asesinos del chófer de Verín

photo_camera Los inculpados el día en que escucharon el veredicto (MARTIÑO PINAL)

El magistrado tiene en cuenta la "extrema virulencia" del sicario a la hora de imponerle mayor pena. 

La Audiencia de Ourense ha condenado a penas que suman 78 años de prisión para los cuatro inculpados en el asesinato que le costó la vida a Bernardino Pousa el 11 de septiembre de 2011 cuando regresaba de realizar un servicio en autocar a Vigo. La máxima pena ha recaído en Ilidio Magalhaes, con 22 años de prisión, al ser el autor material de la muerte, teniendo en cuenta "la extrema virulencia con la que se empleó el acusado" -propinó a su oponente multitud de golpes y una cuchillada en el cuello- .

El mismo fallo impone a la esposa e hija, Dolores Álvarez y Ángeles Pousa, respectivamente, 20 años de cárcel mientras que al novio de la última, Alberto Vázquez, 16 años -a este no se le aplica la agravante de parentesco como a las dos mujeres-, pero sí la atenuante ordinaria de confesión ante la Guardia Civil y el juzgado para el esclarecimiento de los hechos.

Entre los motivos tenidos en cuenta por el jurado para declarar culpable a Vázquez de asesinato, figura su enemistad con el fallecido (hubo un juicio de faltas porque se agredieron mutuamente) pero también la declaración del sicario, quien en la vista volvió a declarar que había sido contratado para matar al chófer verinense si bien dice que sólo le dio un paliza.

El tribunal también tiene presente que los 6.800 euros abonados a Magalhaes es demasiado dinero para una mera paliza. Asimismo, dice la sentencia "se involucra en el asesinato debido a su relación sentimental con al acusada Ángeles Pousa que manipula a Alberto por su carácter".

Respecto a la condena del sicario, el jurado no obvió su propia declaración en la que reconoció que golpeó a la víctima como una barra de hierro. Además, valora el que un testigo viera salir de la nave a una única persona. "Se tiene en cuenta el empleo de una barra y un cuchillo para el crimen", motivó el jurado.


Móvil sentimental

El móvil sentimental es, a juicio del tribunal popular, lo que llevó a la esposa del fallecido a planificar su muerte, confirmado -añade- por la declaración de una testigo ante quien la acusada insinuó que a Pousa le iban a cortar el cuello, sin olvidar que Alberto Vázquez la involucra como ideóloga del crimen. Pero, a mayores, porque era la única "con capacidad económica para afrontar el gasto del crimen". El jurado también tiene en cuenta que la esposa no se preocupó en ir al cementerio el Día de Fieles Difuntos y, según un agente de la Guardia Civil, "se preocupó más de los temas patrimoniales que de la investigación en sí".

Con respecto a la culpabilidad de la hija, la asientan en la declaración de su novio (ahora ya no tienen relación) y la existencia de un móvil económico debido a que Bernardino Pousa tenía la intención de desheredarla. Pero también estimaron la "existencia de enemistad manifiesta con el padre debido a la expulsión de su novio del piso de su propiedad, además de sentirse arrinconada en el trabajo (en la misma empresa -Autocares Guerra- donde trabajaba el padre).


Llamadas de la madre

Otras de las pruebas que la incriminan son las 38 llamadas a su madre el día del asesinato pero también el hecho de que 14 día antes de ser detenida "se entera por el propio Alberto que este está involucrado en el crimen y en ningún momento lo denuncia o abandona, manteniéndose la relación incluso ya en la cárcel".

En cuanto a la responsabilidad civil, los acusados deberán indemnizar solidariamente al hermano del fallecido con 45.000 euros y a sus dos nietos (los hijos de Ángeles), con 20.000 euros a cada uno. 

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