ENTREVISTA

"Mi objetivo de cada día es regresar a casa sumando vidas salvadas a mi contador"

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photo_camera El agente Fernando Castro Salgado.

Fernando Castro Salgado es el nuevo delegado episcopal para la Pastoral de la Carretera

Todos en Verín conocen el compromiso de Fernando Castro con la seguridad vial. Su labor le ha valido reconocimientos a nivel europeo y uno de sus proyectos incluso llegó a ser seleccionado para un programa internacional organizado desde Naciones Unidas. Ahora, su fe, de la que no reniega y públicamente presume, y esas ganas de "contar vidas salvadas" le han bastado al obispo de Ourense para nombrarle, el pasado 4 de abril, delegado episcopal para la Pastoral de la Carretera. 

Explíquenos qué es la Pastoral de la Carretera. 

En octubre de 1967 la Conferencia Episcopal Española creaba el departamento de "Apostolado de la Carretera", que fue como en un principio se denominó a esta Pastoral. El nombre se ha modificado, pero su objetivo sigue siendo el mismo: un servicio que la Iglesia ofrece para alentar el anuncio y la vivencia de la fe cristiana de los profesionales de la carretera, conductores, peatones y viajeros en el uso de la vía pública y de los vehículos. Desde este departamento se hace hincapié en que el principio que debe orientar la actuación de toda persona es el sentido de responsabilidad. Para que sus lectores nos entiendan, es como la DGT de la Conferencia Episcopal.

¿Cuáles serán sus funciones como Delegado?

No soy muy distintas de las que ya realizo habitualmente, además de las mías de policía local. Salgo todos los días para seguir sumando vidas salvadas a mi contador particular, que es lo que realmente me mueve. Son muchos los que diariamente salen a la carretera, y la Iglesia también quiere estar con ellos, prestando una atención y dedicación especial y fomentando valores como la ayuda al prójimo o la importancia del comportamiento cívico y responsable al volante, evitando que se produzcan muertes en la carretera. Un cáncer no lo podemos evitar del todo, un accidente de tráfico, sí. 

Sé que su compromiso viene después de aquel fatídico año 1977.

No tardé mucho en tener muy claro que no quería que ningún otro niño de tres años perdiese a su padre en un accidente de tráfico, como me ocurrió a mis hermanos y a mí en ese año. 

Supongo que también estará muy pendiente de los sacerdotes que día tras día se echan a la carretera por toda la provincia de Ourense.

Sin duda, a ellos también dedicaré parte de mi tiempo. Monseñor Lemos, a quien le agradezo que pensase en mí para esta gran responsabilidad, le da mucha importancia a esta Pastoral de la Carretera, los propios sacerdotes pasan su vida en la carretera de pueblo en pueblo para atender a los feligreses y qué mejor que ellos para pedir por el respeto al prójimo en todas las vías del país.

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