Miles de personas abarrotaron las calles de la villa y disfrutaron de un espectáculo lleno de creatividad y buen humor
Verín comienza a recuperar el esplendor que antaño tuvo su desfile del día central del Entroido, el domingo. Ayer, la amplia avenida de Castilla y Luis Espada se abarrotaron de aficionados a una convocatoria que el buen tiempo y la excelente temperatura convirtió en muy numerosa. No era nada difícil escuchar acentos foráneos entre los compañeros de acera, en algunos de sus tramos era verdaderamente imposible hallar un vecino. Galicia y Portugal estaban ampliamente representados, pero también parte de la geografía española. Incluso durante el desfile de este año destacó la presencia de muchas más autocaravanas llegadas hasta la localidad verinense.
Como ya viene siendo habitual, la imaginación de los verinenses no defraudó, como tampoco su conocimiento de la realidad cercana e incluso transatlántica. No pudo faltar Trump, que días atrás, en un destornillante vídeo en el que comentaba la operación antidroga realizada en la villa, comparecía para dar todos los datos, de manera figurada, de la operación.
Tampoco se libró de la sátira el exduque de Palma, o incluso el propio grupo de gobierno local, que tuvo en la comparsa de los vecinos de Vences (Monterrei) la viva representación de la dicotomía que protagonizan Gerardo Seoane y su antecesor en el cargo, Jiménez Morán.
Loros, payasos o un impresionante campo de tulipanes recién transplantado en el aslfalto de la villa dieron la gran nota de color a un desfile que discurrió sin mayores incidencias. Repitieron algunos de los pequeños que el viernes anterior compartieron protagonismo con el resto de escolares, en este caso fueron los del María Inmaculada.
Y como no, el gran espectáculo lo protagonizaron, así lo hacen año tras año, la suerte de cientos de Cigarróns que se anticiparon al resto de comparsas y carrozas poniendo orden a todos aquellos que osaban invadir la calzada.
