CRÓNICA

El vino, mejor en buena compañía

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photo_camera Los cursos se prolongarán hasta el próximo mes de junio, con la frecuencia de uno al mes.

Para apreciar un cuadro de arte, hay que detenerse a observarlo detenidamente. Del mismo modo, para catar una copa de vino, es necesario parar, concentrarse y apreciar sus matices. Y si es en buena compañía, mejor. 

Lo más importante para ser un buen catador de vino no es tener el olfato más infalible, el gusto más exquisito, o la vista más aguda, que también. Divertirse en el proceso, jugar con la memoria olfativa, buscar el momento y la compañía perfectas para degustar una copa -nuestro estado de ánimo influye a la hora de percibirlo- o viajar mucho, es lo que verdaderamente puede marcar la diferencia entre un aprendiz o un apasionado de este arte vitivinícola. Sobre éstas y otras cuestiones, aprendieron y debatieron durante el fin de semana las 30 personas que participaron en el segundo curso de cata promovido por la Uned en Verín. 

La formación trató de contextualizar los vinos blancos de Monterrei en el escenario de los blancos de otros lugares del mundo. En un primer momento se analizaron las principales regiones vitivinícolas, concretamente las francesas y alemanas, poniendo de relieve los caldos más importantes a nivel de consumo y fama, y haciendo especial hincapié en las denominaciones de origen y peculiaridades de cada vino. La segunda parte se centró en la cata de los caldos blancos gallegos, matizando la importancia de la tierra en sus personalidades. Los amantes del vino pusieron a prueba sus sentidos para tratar de caracterizar y adivinar los blancos que iban testando. "Aunque no soy muy amante del vino, me gusta saber cosas nuevas", manifiesta Gonzalo Sánchez. "Hemos aprendido las denominaciones de origen que hay y a diferenciar las uvas", añade. Xesús Lantes, natural de Bergantiños, se decidió a conocer más sobre la cultura de Monterrei. "Cando se presta atención aprécianse moitos matices distintos entre os viños". 

Luis Javier López Paadín, sumiller de Paadín Eventos y responsable de impartir la segunda parte de la formación centrada en los vinos gallegos, recalcó en numerosas ocasiones la "potencialidad de los suelos" y la "gran cantidad" de vinos que se pueden llegar a elaborar en Galicia. "La uva, el varietal, es muy importante, así como el trabajo humano. Pero quizás lo que más importancia tenga es aquello que nadie puede copiar. La uva la puede llevar quien quiera a donde quiera y probablemente se dará bien, sin embargo, la expresividad que consigue, en nuestra tierra, es gracias a nuestros suelos y climatología específica", explica López Paadín. Dentro de la actividad, el conductor del curso afirmó que el objetivo dentro de este mundo es "conseguir ver el paisaje en donde se elaboró el vino, dentro de cada botella". 

En el curso, desarrollado en un enclave tan apropiado como el Claustro Mercedario, también se desmontaron algunos falsos mitos como el pensar que los vinos blancos gallegos "deben" ser jóvenes. "Tenemos caldos con un potencial de envejecimiento muy prolongado. Tienen una buena maduración, no siempre tenemos que pedir el vino del año", afirmó el sumiller, quien animó a todos los participantes a "mostrarle al mundo" la riqueza enológica gallega.

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