teléfono rojo

Alfredo Conde: "Amancio creyó que era jugador"

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Hablamos del Mundial con... Alfredo Conde, escritor, Premio Nacional de Literatura y Premio Nadal

En una de aquellas pachangas que organizaba Luis del Olmo en los años 90 para reunir a personalidades reconocibles bajo el lema "Drogas no" con el pretexto del fútbol, el escritor Alfredo Conde fue alineado en el equipo del coruñés Amancio Amaro, campeón de Europa con el Real Madrid y con la selección española. Cuando llevaban unas cuantas carreras, uno de los líderes con Paco Gento del famoso "Madrid de los Yé-yé" que marcó el fútbol de los 60 se acercó al escritor nacido en Allariz: "¿En qué equipo has jugado porque me eres una cara conocida pero ahora no caigo?" El Premio Nacional de Literatura (1986) y Premio Nadal (1991), entre otros galardones literarios en sus vitrinas, le contestó que nunca había jugado al fútbol, aunque no se identificó. Amancio insistió en que le dijese el equipo en el que había militado y Alfredo Conde en que nunca había jugado. "Pues te mueves muy bien por el campo", añadió el descreído futbolista. "Pues lo que hago es escapar del balón para que no me lo paséis porque no sabría qué hacer ", respondió el escritor.

Lo mismo le sucede al chófer de anécdotas cuando al otro lado de línea del teléfono rojo del Mundial responde Alfredo Conde, un tipo nacido para contar historias con una retranca irrepetible. Dan ganas de decirle "no me lo cuentes, escríbelo", pero se intentará estar a la altura de su elocuencia. El escritor no engañó al futbolista. "Me hubiese gustado jugar, pero no lo hice porque nunca me dejaron. Yo de pequeño en el colegio sufrí 'bullying', como se dice ahora. Hostia que se perdía la papaba yo, en el lenguaje de entonces, hasta que en cuarto de bachillerato en el primer día de curso cogí al mayor maltratador y lo sacudí bien sacudido. Después me fui a por el segundo y tuvo que venir el director a separarnos". 

Alfredo Conde acabó a guantazos con el maltrato escolar, pero ya había perdido el interés por jugar al fútbol. Además, en el Colegio Menor Calvo Sotelo de Ourense los aireaban los domingos por el campo de O Couto y casi siempre se "aburría tanto como en el partido de España contra Rusia en octavos de final". No es que la letra estuviese reñida con el fútbol, sino que se decantó por otros deportes. "Fui subcampeón de España de 4x400", distancia en la que detuvo el cronómetro en 50,07s cuando era juvenil, "un día que tuve el viento a favor incluso en las dos rectas", bromea. "También jugué al baloncesto en el Layton de Ourense, del que ya nadie se acordará pero que era un buen equipo; al balonmano en el Teucro de Pontevedra, monté a caballo y participé en campeonatos gallegos de natación. Siempre hice mucho deporte y la verdad es que también me hubiese gustado jugar al fútbol". Por Amancio ya sabe que se desplazaría bien por el campo, aunque sea para escapar de la pelota. 


Con Bélgica


En Rusia es una estrella con once de sus novelas traducidas, pero incluso con estos antecedentes terminó "irritado y enfadado" por la derrota de la selección en octavos contra los anfitriones. "Fue un partido muy malo, no dejé de verlo porque estaba esperando a que sacaran a Iago Aspas para ver si le daba alegría a la cosa, pero lo hicieron mal y arrastro". En cambio, sí le gustó la justa que enfrentó a brasileños y belgas porque "hubo fútbol. Es como todo. ¿Te gustan las patatas fritas? Hombre, si están bien hechas..." Confiesa que sin España en el torneo le importa "un carallo" el resultado final, aunque después de reflexionar reconoce que entre los semifinalistas le prefiere que el campeón sea Bélgica "porque es un país del tamaño de Galicia, no me acuerdo si 282 kilómetros más o menos. Es ilusionante que desafíe a las grandes potencias y les gane". Los lectores también pueden disfrutar de 'La secuela y otros cuentos del carajo' que acaba de publicar. 

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