TELÉFONO ROJO

Manuel Gallego Jorreto: "El follón de Julen es estúpido"

photo_camera Julen Lopetegui, en uno de sus últimos entrenamientos con la selección española.

El Premio Nacional de Arquitectura de O Carballiño habla del Mundial con nosotros

El teléfono rojo va a su bola o sabe dar pelota al personaje mejor desmarcado según la altura de la competición; aunque tratándose de la cobertura no presencial del Mundial, a la manera en la que nuestros políticos cursan un máster o despachan una carrera en un tris, toda ayuda se agradece. Si ayer decidió contra todo pronóstico que al otro lado de la línea respondiese la académica Chus Pato, una de las contadas personas del planeta que no sabía que en Rusia se disputa la Copa del Mundo, hoy decidió que de la convocatoria de personalidades ajenas al fútbol –obtenida mediante un sorteo más riguroso que la elección de sedes por la FIFA– se cayesen dos candidatos hasta discar el número del arquitecto ourensano Manuel Gallego Jorreto, autor de la residencia oficial del presidente de la Xunta entre otros delicados trabajos. 

Con un apabullante currículum adornado con el Premio Nacional de Arquitectura en 1997 por el Museo de Bellas Artes de A Coruña, la Medalla Castelao y la Medalla de Oro de la Arquitectura, tampoco sería una rareza que prefiriese cambiar de campo ante la primera pregunta sobre si está al tanto del fulminante despido de Julen Lopetegui como seleccionador por haberse anunciado su fichaje por el Real Madrid a tres días del comienzo de la competición. Pero Manuel Gallego Jorreto argumenta en línea recta. "Claro que me he enterado y me parece una estupidez. Son ganas de montar un follón a unos días de comenzar el Mundial cuando hay que provocar todo lo contrario. No tiene sentido,  no gana nadie con esta tontería. Es una falta de madurez y de profesionalidad tanto de unos como de otros". Nada que matizar, dicho con la esperanza de que la transcripción se ajuste a la literalidad de las palabras del arquitecto. 

Estaba en esos momentos Putin –Vladimir, este chófer de anécdotas sigue ofreciéndose para pilotar el coche presidencial, segundo aviso, stop– predicando algo así como "bienvenidos a Rusia los que habéis venido y panda de (piiii...) los dirigentes de las potencias occidentales que habéis pasado de acompañarme en la ceremonia inaugural", cuando Gallego Jorreto confesó que tiene la intención de ver todos los encuentros que le permita su trabajo. "Si el partido es bueno, me lo paso fenomenal, y si lo veo con los amigos, mejor; pero como sea malo apago la tele".

El lanzamiento directo fue inmediatamente captado sin necesidad de acudir al VAR. Iba a principiar la primera justa en la que los anfitriones le endosaron una chosca con la mano abierta a Arabia Saudí. "No conozco los estadios y es una de las sorpresas que me voy a llevar cuando vea los partidos", añadió el arquitecto. Nunca ha trazado los planos de un campo de fútbol, pero le seduce la idea. "Son unos artefactos que me gustan mucho. El estadio de Berlín que hizo el arquitecto nazi Albert Speer es muy bonito, como también el de La Peineta en el que ahora juega el Atlético de Madrid o el de Munich".


Dos obras de arte


A pesar de los cinco goles con dos obras de arte de Denis Cheryshev, recordado sobre todo en el Carnaval de Cádiz por propiciar la destitución de Rafa Benítez del banquillo del Real Madrid al alinearlo de forma indebida, el estreno mundial resultó una castaña. Se presupone que Gallego Jorreto habrá apagado la tele después de haber tomado medidas al estadio Luzhnikí de Moscú. Un par de horas después de la atinada reflexión sobre la rocambolesca destitución del seleccionador, la opereta continuó con la presentación de Lopetegui en el Bernabéu y unas aceradas consideraciones de Florentino Pérez sobre Luis Rubiales, presidente de la Federación, justo al mismo tiempo que Fernando Hierro, alineador accidental, comentaba el ánimo de los jugadores durante el último entrenamiento en Sochi. Portugal espera a una España en obras.

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