TELÉFONO ROJO

José Blanco: "No es una semifinal más"

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photo_camera Un niño con la bandera de Bélgica y José Blanco.

Hablamos del Mundial con... José Blanco, diputado en el Parlamento Europeo y exministro de Fomento

Esta comunicación del teléfono rojo del Mundial comenzó el domingo con una llamada y terminó ayer al mediodía sobre una bicicleta con un correo electrónico. Quizá sea una manera de recuperar el espíritu primigenio del teléfono rojo, que no era teléfono ni rojo, sino una línea directa de teletipo entre Estados Unidos y la URSS para evitar malentendidos en caso de riesgo nuclear tras la crisis de los misiles en Cuba. Además, a estas alturas de la competición no están las fuerzas para desperdiciar a un enviado especial a Bruselas un día antes de que Francia y Bélgica se enfrenten en las semifinales del Mundial de Rusia. Y más si el que presta sus palabras es el europarlamentario José Blanco, "atlético y celtista" confeso, aunque nunca ha sido devoto ni tampoco ha jugado al fútbol como reconoció en la primera llamada. En la segunda aplazó la charla por una reunión y finalmente decidió resolver la jugada con un mail porque a la hora convenida le tocaba intervenir en la Comisión. 

José Blanco ha ocupado todas las posiciones en el campo político –concejal, senador, diputado, ministro de Fomento y portavoz del Gobierno, secretario de organización y vicesecretario general del PSOE– y en su papel como europarlamentario le ha sorprendido "la intensidad de un trabajo que no siempre merece atención mediática pero que, sin duda, tiene enormes implicaciones para el ciudadano en su vida cotidiana como la supresión del roaming..." Es ponente del Parlamento Europeo para la directiva de energías renovables, pero leamos al cronista improvisado sobre cómo se vive el Mundial en un país que ha asombrado al planeta por su fútbol casi redondo, ya que combina fortaleza física y virtuosismo en dosis parecidas a las que exhibe la selección francesa.  

"En Bruselas, como sede de las instituciones comunitarias, hay gente no solo de los 28 estados miembros, sino de todas partes. Por tanto, el Mundial se vive con mucha intensidad porque en cualquier partido se reúnen para verlo aficiones de cada equipo. En cuanto a los belgas, sí, hay mucha pasión por el fútbol y, en concreto, con esta selección, que está respondiendo a las expectativas generadas llegando lejos y practicando buen fútbol".

El morbo por enfrentarse a los vecinos es indisimulable, según detalla el enviado especial del teléfono rojo a Bruselas: "Es conocida la relación particular que existe entre Francia y Bélgica y cómo los primeros miran un poco por encima del hombro a los segundos, que son objeto de un género propio de bromas por parte de los franceses. Por tanto, desde luego, no es un partido más y no solo porque se trate de una semifinal, casi se dirime una disputa de familia".


Con Bélgica


Y el demiurgo de la gesta belga es Roberto Martínez y quizá por eso haya aumentado el cariño hacia España, pero José Blanco matiza un pensamiento previsible: "Nunca he notado falta de cariño, al contrario, hay muchos españoles en Bruselas y muchos belgas pasan sus vacaciones en España, muchísima gente chapurrea palabras en español, se escucha música española en el transporte público..."

 Sin nuestra selección en el torneo por deméritos que tendrían que provocar sonrojo en unos futbolistas acostumbrados al aplauso, uno de los europarlamentarios más activos entre sus 750 colegas, ya que acostumbra a moverse en el 'top ten', apuesta por la victoria belga en Rusia "no solo porque ha venido desarrollando un gran fútbol, sino porque su entrenador es español. Es un plus, algo nos toca".

Y antes de despedir la comunicación con el enviado especial del teléfono rojo a Bruselas, queda que adelante si aspira a repetir como diputado en el Parlamento Europeo en las próximas elecciones: "Ya he dicho que soy del Atleti y, como el Cholo, partido a partido".

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