TELÉFONO ROJO

Marta Bobo: "Mis hijas juegan al fútbol"

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Hablamos del Mundial con... Marta Bobo , exgimnasta de élite y novena en los Juegos de Los Ángeles 84

Resulta reconfortante cuando alguien que no te esperas despeja prejuicios atávicos con la solvencia de un central. Al otro lado de la línea responde al teléfono rojo del Mundial la ourensana Marta Bobo. La imagen de la primera gallega en participar en unos Juegos Olímpicos permanece imborrable en la memoria del deporte, sobre todo porque una treta con el aire acondicionado durante la rutina de cinta cuando encabezada la competición de gimnasia rítmica la relegó a la novena posición en Los Ángeles 84. No se colgó el oro como merecía su estado de forma, pero su palmarés es apabullante: tres veces campeona de España (1979, 1981 y 1993), finalista en el campeonato del mundo de Múnich (1981), en el campeonato de Europa de Stavanger (1982), en el campeonato del mundo de Estrasburgo y en la copa de Europa de en Belgrado (1983). 

Con estos antecedentes, el chófer de anécdotas que quiso ser de Putin durante el Mundial se disponía a firmar un ejercicio sobre la facilidad de los rusos para una disciplina tan compleja y sacrificada como la gimnasia con el pretexto del fútbol, ya que a eso no juegan gran cosa aunque sí lo suficiente para enviar a España para casa, pero Marta Bobo cambió el paso con la primera pregunta. "Claro que me gusta el fútbol, aunque más a mis hijas, que son jugadoras". Para la cinta, para la cinta, como decía el periodista de la voz de pito cuando una declaración lo descolocaba. "Sí, cuando eran muy pequeñas las apunté al Campus Mauro Silva que se celebra todos los años en el INEF de Bastiagueiro. Y como eran las únicas niñas las hacían jugar de porteras hasta que protestamos porque querían ser jugadoras de campo". 

Por detrás se escucha una voz infantil. "Nada, que acaba de llegar Paula y dice que ella ganó un campeonato en el cole". Paula tiene diez años y es muy futbolera, algo más que su hermana Candela, de trece, aunque también le tira el balón. "Son muy luchadoras, les gusta el fútbol y quieren jugar. ¿Y por qué no? Ellas pertenecen a la generación de la igualdad. Juegan en la calle, en el cole y no quieren ser porteras". 

La reflexión de Marta Bobo sí es mundial. "Es el momento de que a las mujeres se les reconozca también en el fútbol y se les preste la misma cobertura informativa". 

La madre no juega, pero sigue el fútbol cuando se identifica con un equipo. "Me identifiqué con el Ourense cuando lo presidía mi tío Jorge Bermello y realicé el saque de honor en O Couto a principios de los años 80. Después me identifique con el Súper Dépor en la época de Mauro Silva y Fran, con los que tuve bastante trato". Marta Bobo es licenciada en Educación Física y salud e imparte la asignatura de Expresión Corporal y Danza en el INEF de Bastiagueiro, además de colaborar con la Federación Internacional de Gimnasia. "Y también me identifico con el Celta por los maravillosos veranos en Baiona".


Ahora con Brasil


El Mundial de Sudáfrica que ganó España le tocó vivirlo en Brasil por unas conferencias que tuvo que impartir. "Fue maravilloso porque sentías cada victoria como tuya". Pero también comprobó el dolor de la derrota en una afición entregada como pocas a la 'Verde-amarela'. "Por eso, con España eliminada, ahora voy con Brasil". Marta Bobo tampoco se olvida de Iago Aspas. "Lo que ha tenido que sufrir. Un día estaba en el cielo al meter el gol de tacón contra Marruecos que nos hizo primeros de grupo y poco después en el infierno por fallar el penalti contra Rusia". Algo parecido le pasó a ella. Tocaba la medalla al comandar la clasificación tras los ejercicios de pelota y aro, pero el aire acondicionado, apagado para norteamericanas y canadienses, se puso en funcionamiento en el concurso de las favoritas con la cinta. "Sé lo que se siente y hay que apoyarlo". Dos gigantes.

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