CRÓNICA

Controversia en Rusia por la defensa de la ablación

"Eso se hace para aplacar la fogosidad femenina. No afecta de ninguna manera a la salud", dijo el muftí Ismaíl Berdíev, presidente del Centro Coordinador de los Musulmanes del Cáucaso Norte

La defensa de la ablación por parte de un muftí ha provocado una agria controversia en Rusia, donde una organización de derechos humanos ha denunciado que esa práctica aún pervive en lugares remotos del Cáucaso.

"Por lo que yo sé, eso se hace para aplacar la fogosidad femenina. No afecta de ninguna manera a la salud", dijo el muftí Ismaíl Berdíev, presidente del Centro Coordinador de los Musulmanes del Cáucaso Norte, a una emisora local.

Berdíev hizo estas afirmaciones justo después de que se publicara un preocupante informe que habla de que decenas de miles de mujeres han sido sometidas en los últimos años a mutilaciones sexuales en la república de Daguestán.

Esa operación, que se lleva a cabo en muchos casos sin esterilización ni anestesia, se realiza en niñas de menos de tres años con el consentimiento de la familia y la previa aprobación de los líderes musulmanes locales.

La demostración de que ésta es una práctica arraigada en la sociedad rural daguestaní es el hecho de que la Defensora del Menor, Intizar Mamutáeva, fue destituida esta semana justo después de llamar a las fuerzas de seguridad a tomar cartas en el asunto.

"La ablación es una violación de los derechos del niño. La ley puede dictar un castigo por atentar contra la salud del menor. Este es un tema legal. Hablamos de proteger su integridad física de las niñas. Se trata de un acto de violencia", dijo.

La organización Iniciativa Legal sobre Rusia, que se ocupa de velar por la defensa de los derechos humanos en el Cáucaso, destaca que la ablación es propia de zonas montañosas donde la ley musulmana (sharía) es seguida casi al pie de la letra.

"Es una práctica típica de Daguestán", república bañada por el mar Caspio, insistió Berdíev.

Según el informe, cuyos autores han viajado a la zona para entrevistar a mujeres víctimas de esta aberrante práctica, la mayoría vinculan dicha mutilación con el islam.

"La ablación debe hacerse para que la niña se convierta en musulmana"; "es necesario para que la niña empiece a rezar"; "la mujer debe volverse más humilde y resignada" o "aquella que es mutilada irá al paraíso", apuntan las entrevistadas.

Al contrario de lo que se puede suponer, las propias mujeres son firmes partidarias de mantener viva la tradición y traspasar ese salvaje ritual las próximas generaciones, independientemente de su crueldad.

"Nosotros lo hicimos y yo ya se lo he hecho a mis hijas y nietas. Todas las musulmanas deben hacerlo", sostienen.

Los activistas también la relacionan con el sentido de pertenencia a la comunidad, donde la reputación de la familia tiene una importancia incalculable y está estrechamente ligada a esa práctica.

"Fue muy doloroso. Tuve una infección, no pude tener hijos y mi marido me dejó", comentó una de las víctimas; mientras otra recordó que "todo lo que se hace según la `sharía` es bueno".

Los médicos locales, que no dudan en tachar de "salvajismo" la ablación, advierten sobre el peligro de la práctica sin la participación de especialistas y el uso de equipos médicos modernos.

"Es un procedimiento innecesario y peligroso. Puede producir infecciones. Más aún cuando no se respetan las mínimas condiciones sanitarias. Incluso con los niños ha habido casos de problemas graves e irreparables cuando la circuncisión no la han hecho médicos", señalan.

Mientras, los juristas lo definen como "un atentado contra la salud, pero se trata de un problema local y la ley no lo regula".

El imán de la mezquita de Majachkalá, la mayor de la república, insiste en que la ablación es, según la corriente del islam que impera en Daguestán, "casi obligatoria".

"Si no lo hacen, están cometiendo un pecado", afirma el imán, con el que no coinciden algunos líderes religiosos locales, según explica el informe.

El objetivo es "sofocar el frenesí y el deseo sexual en las niñas", independientemente de si la operación puede causarles traumas físicos y psicológicos, garantiza su castidad antes del matrimonio y su fidelidad después, y le garantiza un buen partido.

"Se puede hablar de la pérdida de la función sexual cuando la niña se hace mayor, pero lo que está claro es que el corte del clítoris, la mutilación, las cicatrices, todo esto lleva a perder la sensibilidad", aseguró un ginecólogo, quien pronosticó que esas mujeres no podrán nunca disfrutar del sexo ni tener un orgasmo.

El Comité de Derechos Humanos (CDH) adscrito al Kremlin aseguró que investigará este asunto, para lo que involucrará a médicos, expertos en derecho penal y estudiosos del islam.

"Es una práctica bárbara", señaló Anita Soboleva, presidenta de la comisión de derechos sociales del CDH, quien teme que un exceso de resonancia haga que esa tradición se propague a otros lugares del Cáucaso norte donde ahora no existe.

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