POLéMICA

Denuncian la tradición de un pueblo portugués de quemar a un gato vivo

La divulgación de un vídeo en el que se observa cómo un gato corre envuelto en llamas como resultado de esta práctica provocó hoy una oleada de indignación por todo el país

Asociaciones en defensa de los animales de Portugal denunciaron ante las autoridades la reaparición de la tradicional "quema del gato" durante las fiestas patronales de un barrio del municipio luso de Vila Flor, en el norte del país.

La divulgación de un vídeo en el que se observa cómo un gato corre envuelto en llamas como resultado de esta práctica provocó hoy una oleada de indignación por todo el país, especialmente a través de las redes sociales.

Asociaciones en defensa de los animales de Portugal denunciaron ante las autoridades la reaparición de la tradicional "quema del gato" durante las fiestas patronales de un barrio del municipio luso de Vila Flor, en el norte del país.

La divulgación de un vídeo en el que se observa cómo un gato corre envuelto en llamas como resultado de esta práctica provocó hoy una oleada de indignación por todo el país, especialmente a través de las redes sociales.

De hecho, en apenas unas horas más de 2.200 personas habían firmado a través de una plataforma en Internet una petición para poner fin a esta práctica, en la que se recuerda que lo ocurrido, de confirmarse, podría constituir un delito.

Medios portugueses informaron también de que la Guardia Nacional Republicana -encargada de la vigilancia en los núcleos rurales y el control del tráfico, entre otras competencias- ya abrió una investigación para esclarecer si lo que se ve en el vídeo es real y averiguar quiénes fueron los responsables.

Al parecer, las imágenes fueron colgadas en la red por un grupo de bailes tradicionales de la localidad de Vila Flor que grababan los festejos de Mourao.

Contactado por Efe, un miembro de la Junta de Distrito de este barrio declinó comentar lo sucedido.

Según los denunciantes, la "quema del gato" es una tradición que había sido abolida supuestamente en 2008 y que se realizaba en varios pueblos lusos durante la noche del 23 de junio, con motivo de las fiestas de San Juan.

Medios portugueses informaron de que esta práctica consiste en introducir un gato vivo dentro de un cántaro y colocarlo encima de un palo forrado de paja.

Al comenzar a arder la paja, el fuego sube y se queman las cuerdas que sujetan el cántaro, cayendo al suelo, rompiéndose y liberando al animal.

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