INTERNACIONAL

El horror que no cesa

Israel derribó hoy varias estructuras en la aldea de Susiya, en el sur del territorio ocupado de Cisjordania, en un operativo que dejó cuatro heridos y a más de una veintena sin hogar.

Una excavadora militar israelí tiró abajo una casa de ladrillo de dos habitaciones, dejando sin hogar a siete miembros de una familia, que tendrán que pasar la noche al raso, señaló el jefe del consejo local de Susiya, Yhad Nawajan, según la agencia Maan.

Por su parte, la organización israelí Rabbis for Human Rights (Rabinos por los Derechos Humanos) indicó que dos viviendas fueron demolidas en ese poblado además de dos instalaciones de uso agrícola, incluido un establo y una cocina exterior.

"De forma impactante, cruel y extraña, las autoridades israelíes llevaron a cabo las demoliciones hoy en Susiya y alrededor de Diraat. Esto a pesar de que es el mes sagrado (musulmán) del Ramadán y muchos ayunan y las temperaturas son elevadas", apuntó en un comunicado dicha ONG.

El grupo precisó que después de que lugareños palestinos y activistas internacionales permanecieran en el interior de las viviendas para impedir las demoliciones, fuerzas israelíes comenzaron a golpearles violentamente, hirieron a cuatro personas y empujaron a ancianos.

El Coordinador para las Actividades del Gobierno de Israel en los Territorios (COGAT, por sus siglas en inglés) indicó a la agencia local que "se ejecutó la medida sobre cuatro edificios ilegales que fueron construidos sin los permisos o la aprobación de las autoridades competentes".

El poblado de Susiya, hogar de unos 300 residentes y situado en los montes vecinos de Hebrón, ha sido objeto de demoliciones sistemáticas, según denunció Nawajah, y un proceso desplazamiento forzoso de sus habitantes, que viven mayoritariamente del pastoreo y la agricultura.

Desde que la Administración Civil israelí declarase los terrenos donde se encuentra la aldea como "lugar arqueológico" en 1986, los residentes palestinos han sido expulsados de sus hogares en varias ocasiones y han tenido que reubicarse en cuevas, tiendas y refugios de madera, según la ONG israelí Betselem.

Israel aduce que sus habitantes han erigido las construcciones sin los permisos requeridos, mientras que los residentes aseguran que las autoridades sistemáticamente niegan cualquier solicitud para edificar en la zona desde hace años. 

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