El recorte de los subsidios masivos extiende el malestar en Irán

La inminente cancelación de parte de los subsidios masivos a la población ha agravado estos días el malestar en Irán, azotado desde un año y medio por una inflación superior al 30 %, anuncio que ha colmado el hartazgo y la indignación popular.

La próxima implantación de la segunda fase del Plan de Reforma de los Subsidios ha venido precedida de llamamientos del Gobierno de Hasán Rohaní a las capas sociales medias y altas para que renuncien voluntariamente a la subvención de alrededor de quince dólares mensuales que casi todo iraní recibe desde 2010.

Los pagos se iniciaron bajo el mandato del anterior presidente, Mahmud Ahmadineyad, en la primera fase de un plan que tiene como objetivo reducir las subvenciones a la energía y alimentos básicos -altamente subsidiados por el Estado por un sistema heredado de la guerra entre Irán e Irak (1980-1988)- y sustituirlas por ayudas a los necesitados.

Ahmadineyad recortó las subvenciones a la electricidad, gasolina y gas, lo que disparó los precios y elevó la inflación un 10 %, pero al mismo tiempo empezó a distribuir a 72 millones de iraníes una ayuda que al cambio de la época rondaba los 40 dólares por persona al mes.

En los últimos tres años, el coste del diesel para un conductor se ha multiplicado por diez, el de la gasolina se ha cuadruplicado y el del gas para el hogar ha pasado a costar catorce veces más.

Pese a ello, los iraníes compran combustible a precios bajísimos comparado con el resto del mundo, con a partir de 0,12 céntimos de dólar el litro de gasolina.

Las ayudas directas, aunque raquíticas para familias de clase media, son un ingreso esencial para las clases bajas, con salarios que rondan los cien dólares al mes.

Pero el generoso reparto a toda la población supone un gasto inasumible para una economía basada en el petróleo que ha perdido gran parte de sus ingresos por las sanciones internacionales que limitan la exportación.

Según Akbar Izadí, director de la Organización de Subsidios Dirigidos, desde que empezaron las ayudas en efectivo el Gobierno ha distribuido alrededor de 56.300 millones de dólares, un desembolso imposible de continuar.

Los recortes llegan en un momento de indignación popular ante el imparable aumento de los precios, con una inflación que alcanzó el 40 % y ahora se sitúa en torno a un 35 % y con una quinta parte de la población activa (que excluye a las mujeres) desempleada.

Por eso las autoridades han instado a los que tienen una mejor situación a renunciar "voluntariamente" a la subvención mensual, con el objetivo de dejar fuera de este sistema a un 30 % de los receptores.

Masumé, una mujer de 55 años de Teherán, aseguró a Efe que ha renunciado pese a que, con la inflación, sus ingresos apenas cubren sus gastos.

"Me obligan a no cobrar. Aunque no era mucho dinero, al menos era algo. Si aumentan el precio del agua, gas y teléfono, tienen que darnos alguna facilidad", lamenta.

Su familia de cuatro miembros, asegura, gasta 30 dólares al día en leche, pan y yogur, compra fruta solo una vez por semana y ha reducido su consumo de carne y pollo.

Peor es la situación de Zohre, ama de casa en la cuarentena de Bandar Abás (sur de Irán), que afirma que no ha renunciado a la ayuda porque necesita ese dinero, que soluciona "una pequeña parte" de sus problemas.

"Como todo esta tan caro, hay que aprovechar cualquier facilidad, porque si no, la vida se hace imposible", afirma esta mujer, que recibe del Estado mensualmente 60 dólares para ella y sus tres hijos.

"La gasolina va a subir un 70 %, y eso significa que el precio de la comida va a duplicarse", pronostica con temor.


Según Izadí, la inflación podría aumentar un 6 %.

De no lograrse suficientes bajas voluntarias, el Gobierno sacará de las listas a los que cobren más de 780 dólares al mes, posean una vivienda valorada en más de 195.000 dólares, un coche de más de 23.000 dólares o que hayan viajado más de tres veces al extranjero.

El vicepresidente Mohamad Shariatmadarí lamentó hoy que "han sido muy pocos" los que han declarado que ganan más del límite establecido.

La cancelación de las ayudas irá acompañada de aumentos de los precios energéticos, que subirán progresivamente en torno a un 30 %.

En compensación, durante este año se entregará a los más necesitados seis cestas de alimentos básicos como las que se repartieron en marzo a quince millones de familias y que contenían, entre otros, dos pollos congelados, tres docenas de huevos, queso, aceite y azúcar.

Además, se incrementarán las ayudas directas a las clases más bajas a 23 dólares por persona y mes.

Anoche, cientos de conductores se agolpaban en las gasolineras de Teherán para aprovisionarse de combustible, a la espera de que hoy subieran los precios, algo que finalmente no ha ocurrido.


El descontento ante un nuevo aumento de precios es generalizado.

Nazi, una mujer de 57 años de Teherán, dijo a Efe que las reformas son "un insulto a la inteligencia del pueblo" cuando los corruptos "roban miles de millones de dólares al tesoro de la nación".

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