YIHADISMO

El topo español e islamista: ¿tambaleando los cimientos de los servicios secretos?

El caso del presunto "topo", identificado como Roque M., salió a la luz el pasado martes

El caso del detenido islamista de origen español y nacionalidad alemana infiltrado en los servicios secretos alemanes, del que se no se descarta que simplemente sufra un trastorno psíquico, ha puesto en entredicho los métodos de selección de uno de los organismos más sensibles de la seguridad interior.

La Oficina Federal para la Protección de la Constitución (BfV), como se denomina el servicio de inteligencia interior de Alemania, ha decidido avanzar la revisión periódica de sus colaboradores "a la luz de las circunstancias", afirma el popular diario "Bild".

Especialmente afectados por la revisión quedarán aquellos que fueron reclutados en los dos últimos años, por iniciativa del propio departamento y a través de anuncios de ofertas de empleo publicadas en los periódicos.

En ese examen se incluirá una inspección del entorno y la familia del colaborador, prosigue ese rotativo, uno de los medios que estos días ha estado recopilando datos del sospechoso, incluido que en el pasado participó como actor en películas porno de contenido gay.

El caso del presunto "topo", identificado como Roque M., salió a la luz el pasado martes, con la confirmación por parte de la Fiscalía de la detención de un hombre de 51 años que se había convertido al islam radical hace dos años y que fue contratado el pasado abril por el BfV.

"La oficina busca con urgencia colaboradores", señaló un colaborador del departamento de espionaje al "Bild", según el cual "contratan al primero que pasa".

Esto explicaría, según el rotativo, por qué el sospechoso superó el proceso de selección de los servicios secretos e incluso logró ocultar una supuesta conversión al islam radical en 2014, además del dato añadido de su participación en películas porno de contenido homosexual.

No está claro hasta qué punto el hombre forma parte -como al parecer declaró en un interrogatorio, según el diario "Süddeutsche Zeitung"-, de un plan más amplio para "infiltrar" islamistas radicales en los servicios secretos.

Los responsables del interrogatorio apuntan incluso a que simplemente sufre un "trastorno psicológico".

Según Stephan Mayer, experto en asuntos del Interior de la Unión Socialcristiana (CSU) bávara (el partido hermano de la CDU de la canciller alemana, Angela Merkel), hay indicios de que "el sospechoso está confundido" y que no es un islamista.

En la reconstrucción del personaje, "Bild" publica hoy una fotografía del detenido, correspondiente a 2016, en que aparece con un corte de pelo de tipo mohicano y luciendo dos tatuajes: el lema de hombro a hombro "Ein Mann, ein Wort" (algo así como "hombre de palabra") y la imagen del Che Guevara en el pecho.

Durante su entrevista de trabajo en la BfV para el puesto de "colaborador en tareas de observación", su perfil era aparentemente intachable, proseguía "Süddeutsche Zeitung": hombre sobre los 50, padre de cuatro hijos, casado con una médico, empleado de banca titulado, responsable de asuntos de márketing en un banco, que por una reestructuración en su empresa busca "nuevos desafíos".

Ni siquiera tras realizar las comprobaciones pertinentes sobre su persona aparecieron aparentemente obstáculos a su contratación.

El topo fue descubierto a raíz de su participación en un chat de internet en el que se identificó ante otro presunto yihadista como trabajador de la BfV y le propuso facilitar el acceso al organismo a otros radicales para perpetrar un atentado contra los "infieles".

El interlocutor resultó ser un informante, que lo denunció a sus superiores.

Según el semanario "Der Spiegel", el sospechoso pretendía revelar a los yihadistas el nombre de informantes de los servicios secretos e indicarles "dónde hay un traidor" en sus filas.

Este semanario agrega que el Gobierno alemán pretende acabar en lo que queda de la actual legislatura (que concluye a mediados de 2017) con las lagunas existentes en materia de supervisión de los candidatos a ingresar en la Policía y los servicios secretos.

La ley vigente de 1994 solo contempla la inspección de candidatos en caso de que vayan a tener acceso a material clasificado o sean destinados a trabajar en infraestructuras susceptibles de ser objeto de sabotaje. 

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