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Tristes y desafiantes, los incondicionales de Fidel le despiden en La Habana

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photo_camera Turistas caminan junto a una oficina del Comité de Defensa de la Revolución, CDR, en la Habana Vieja.

Miles de personas se acercaron, por segundo día, a la Plaza de la Revolución de La Habana para rendir homenaje a Fidel Castro

Tristes pero desafiantes, miles de personas, en su mayoría habaneros, algunos cubanos de otras localidades y varios extranjeros acudieron hoy a la Plaza de la Revolución para rendir homenaje de Fidel Castro antes de que sus cenizas salgan mañana hacia Santiago de Cuba.

Desde primeras horas de la madrugada, miles de personas se acercaron, por segundo día, a la Plaza de la Revolución de La Habana para rendir homenaje a Fidel Castro, quien murió el viernes a los 90 años de edad, en tres salas habilitadas por las autoridades cubanas en el Memorial José Martí.

Entre esas miles de personas también se encontraba uno de los hijos de Fidel Castro, Tony, quien tras salir del Memorial rechazó de forma cortés hacer declaraciones.

"¡Yo pensé que iba a ser eterno! El hombre más grande del mundo es él", declaró entre sollozos, sujetada por dos personas, Mercedes García a la salida del Memorial José Martí, tras pasar por una de las salas en las que se ha colocado una foto de Fidel Castro para rendir homenaje al líder de la revolución.

"Si Dios existiera, debería haber sido inmortal. Y está en la mente mía para toda mi vida, hasta mis últimos días", añadió García, una habanera de 71 años que afirma que le debe todo a Castro.

Nely de Chacón Carbayo, de 84 años, viajó con Fidel Castro desde Santiago de Cuba hasta La Habana en enero de 1959 en la llamada "Caravana de la Libertad".

Chacón, abrumada por la emoción, se derrumbó cuando llegó frente a la imagen de Castro. Ayudada por enfermeros, llorando desconsolada, repetía constantemente "ay Fidel, mi hijo. Ay mi Fidelito. Mi Fidelito, pobrecito".

Como enfermera, Chacón se unió a la "Caravana de la Libertad".

"Ay, dios mío, con tanta alegría que entramos aquí. Él se fue, el más grande del mundo. Fidel se nos fue. El se nos fue, pobrecito".

Pero entre sorbo y sorbo del agua que le han traído los enfermeros, Chacón se recompone. "Pero él no está muerto, está vivo. Vive entre nosotros".

Entre adultos, Melani, una niña de doce años hace fila con una rosa y una carta en la mano.

"Son unas palabras para Fidel que escribí esta mañana. Me sentía muy triste por la pérdida de Fidel porque es nuestro líder indiscutible. La carta dice que nosotros los cubanos estamos tristes y a la vez felices por la pérdida de Fidel ya que él fue el que hizo mucho por esta revolución y logró que Cuba fuera libre".

Ese sentimiento se repite entre muchos de los incondicionales que llegan a despedir a Fidel Castro.

"Los cubanos de verdad, los cubanos de aquí y de muchas otras partes del mundo, hoy lo lloran con un sentimiento que no está el cuerpo pero está siempre el pensamiento y el alma entre nosotros", explicó también luchando las lágrimas la habanera Acela Ávila.

Juan Luis, un teniente coronel del Ministerio del Interior, tampoco considera que Fidel Castro haya muerto.

"Para los que lo hemos seguido, para los que lo hemos acompañado, evidentemente estamos con la certeza y la seguridad que él no va a morir porque se mantienen vivas sus ideas", dijo a la salida del Memorial.

"Es un hecho real, pero nos da fuerza para continuar como nos ha pasado con los próceres, el Che, Chávez. Él se suma, le están esperando, y se suma a ese espacio que sólo está reservado para los grandes", añadió.

Entre los visitantes se encuentra José Ribelles, un "españolísimo", socialista, de un pueblo al norte de Valencia que había venido a La Habana "para presentar una carta a Fidel Castro y su hermano". Pero antes de que lo pudiese hacer, el líder cubano murió.

Ribelles venía con un proyecto para eliminar la humedad en los edificios cubanos, "un problema técnico pero con repercusiones políticas".

Para Ribelles, no hay duda sobre la transcendencia de Castro.

"Es una figura grandísima, inmensa. Podríamos decir que la más grande. ¿Quién me dice que hay otro más grande que él?" no hay nadie "que me diga que hay alguien más grande en el socialismo práctico", afirma con rotundidad.

Ribelles no es el único desafiante.

Boina roja, camisa azul y gafas de sol, Pascual Chamizo es un veterano revolucionario que sirvió en las Fuerzas Armadas como médico.

Chamizo afirma que Fidel Castro, "es mi `commander in chief`. Mi comandante. Y me hice médico y soy lo que soy por la revolución".

Chamizo pregunta si el periodista es "del New York Times" porque "ahora vamos a empezar igual que antes con el Trump ese, que prácticamente llamó a prostituta a la Clinton. Yo lo que quiero es entrar en combate ya".

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