Lo que ocurre con Patrimonio y sus decisiones sobre las construcciones desconcierta a gran parte de los ciudadano en lo relativo a los monumentos públicos que habría que cuidar se echa de menos que no se preocupe del abandono al que están sometidos algunos de ellos. Como ejemplo, el puente románico de A Lonia, donde persisten grafitis, vegetación y restos de botellón.