En la villa del Támega recientemente parece que los aficionados tienen ganas de ver buen fútbol, como era la cita contra el Chaves. Sin embargo, no hay motivos para llevarse por delante los enormes bolardos de piedra a la entrada del José Arjiz. Me quedo de piedra al verlo, a la vez que me pregunto cómo quedaría el coche que le atizó.
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