En la calle de la Estación de Carballiño, a pesar de las numerosas quejas efectuadas, siguen los coches particulares aparcando en la parada del bus en la que suben y bajan los escolares. Cuando atropellen a un niño dirán que ha sido culpa del conductor del autocar, porque ni la Policía Local ni los padres hacen nada para solucionarlo. Así va este país.
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