La grasa que desprenden los tirantes de la pasarela sobre el río Miño que comunica la zona de Oira con el resto de la ciudad de Ourense dibuja un paisaje asqueroso. Y así llevamos años, tantos como desde que se construyó sin que lograsen solucionar el problema. Tan lamentable como la pintada que retrata la situación identificando Oira y mierda.