En la acera de la calle Progreso de Ourense, junto al párking, existe una rejilla trampa con la que tropiezan numerosos peatones, y que al que suscribe casi le cuesta la rotura de un pie. El problema surge porque la rejilla no está plana, sino deformada y sobresale de la acera. Quienes pasa junto a ella, si no se dan cuenta, terminan tropezando o dándole una patada. Rogaría que la repusieran por una nueva para que no sobresalga de las losetas.
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