ENTIERRO

Adiós al monje que “halló la simbiosis entre fe y cultura"

photo_camera El funeral en la iglesia Santa María La Real de Oseira.

El bibliotecario de Oseira, Damián Yáñez, recibió sepultura en el cementerio del monasterio

La iglesia Santa María La Real de Oseira desbordaba ayer solemnidad durante el funeral que se celebró por el padre Damián Yáñez Neira, fallecido durante la madrugada del pasado miércoles, a los 98 años de edad. La misa estuvo oficiada por el obispo de Ourense, monseñor Leonardo Lemos Montanet, asistiendo numerosos monjes y monjas de la Orden Cisterciense, junto con el abad de San Isidro de Dueñas (Palencia) y el de San Pedro de Cardeña (Burgos), en cuyos monasterios se inició el padre Damián Yáñez en el noviciado con tal solo 17 años. También acudió un buen número de sacerdotes, familiares del fallecido, amigos y vecinos, además de representantes de varias asociaciones e instituciones de ámbito cultural con las que el padre Damián Yáñez tuvo contactos directos, dada su faceta de investigador de historia, y autoridades, entre ellas, el alcalde de San Cristovo de Cea, José Luis Valladares, y el de Celanova, José Luis Ferro Iglesias.

En la homilía, el obispo se refirió a los 82 años de vida monástica del padre Damián Yáñez, al que definió como ejemplo de santidad. "Celebramos el transito a la eternidad de un hombre de fe", señalaba Leonardo Lemos. El retrato de San Rafael Arnáiz al pie del altar recordaba, y así se transmitía en el sermón, la importancia que este santo del Císter tuvo para el monje fallecido, con el que convivió en sus años de noviciado en el Monasterio de San Isidro de Dueñas.

Pobreza y humildad

"Supo vivir el gozo de la pobreza y no le interesaban los títulos, ni curriculum, ni sus publicaciones, sólo Dios", afirmaba Lemos Montanet, quien también destacaba del bibliotecario de Oseira el hecho de que supo encontrar "la perfecta simbiosis de la fe y la cultura". En ese sentido, puntualizaba que el monje con sus obras lo que buscaba era "la gloria de este monasterio y del Císter". Los cantos gregorianos inundaban la iglesia, cargando de sentimiento y solemnidad la ceremonia religiosa de despedida del que fue uno de los miembros más queridos y admirados de la comunidad de Oseira.

Una vez finalizada la misa, el superior de Oseira, Gerardo Luis Martín, daba paso a los ritos exequiales, refiriéndose a Damián Yáñez como "testimonio de vida monástica" y "siempre tan pendiente de todo lo relacionado con ella". "Es el momento de dar el último adiós a muestro hermano, de separarnos definitivamente de él. Es un momento de gran tristeza pero también de gran esperanza", concluía. Así empezaban los ritos, rociando el cuerpo con agua e incienso, continuando seguidamente en procesión hacia el cementerio de la comunidad, situado al lado del camposanto parrroquial.

Los miembros de la Orden Cisterciense fueron los primeros en abandonar la iglesia, seguidos del féretro, y detrás el obispo y el abad, cerrando la procesión todos los demás asistentes.

La tumba fue bendecida y Leonardo Lemos y Gerardo Luis Martín echaban las primeras paladas de tierra, concluyendo el ritual de la emotiva despedida que se le rindió al bibliotecario del monasterio de Oseira, que se prolongó durante hora y media.

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