belén viviente

Treinta años montando el Belén vivo de Dacón

Los vecinos de Dacón, en Maside, llevan treinta años realizando su famoso Belén viviente. La organización intentó reunir en esta ocasión a todos los que participaron en su primera edición.

Pasados unos pocos minutos de las 12 del mediodía, la Virgen María y San José llegaban a lomos de un burro hasta la Carballeira da Garrida. El nacimiento más esperado del año estaba a punto de producirse y decenas de personas eran espectadores del gran momento. Después de buscar cobijo, sin éxito, entre los puestos de telas, una lechería, una taberna o una panadería, encontraron un pequeño pesebre de madera. En una mañana fría y que amenazaba con lluvia, el niño Jesús, representado por un vecino de apenas unos meses de edad, vino al mundo. Un ángel a caballo anunció el nacimiento y comenzó el peregrinaje de pastores que venían a adorar al pequeño. Los reyes cambiaron a sus camellos por unos caballos algo alterados, y crearon expectación entre los niños allí reunidos. La representación llegaba a su fin, tras casi una hora, cuando sus majestades de oriente depositaron sus regalos a los pies de la cuna de madera. El cielo encapotado aguantó hasta casi la una del mediodía, cuando daba comienzo la misa solemne en la misma "carballeira". 

Ana Otero, una de sus organizadoras, fue la encargada de leer el relato que acompañó a la representación, y no dudó en recordar como, hace treinta años, ella era el angelito vestido de rosa encargado de anunciar la buena nueva. Este año era especial, y, coincidiendo con su treinta aniversario, se trató de reunir a todos los que participaron en el primer Belén viviente. Algunos ya han fallecido, como en el caso de los Reyes Magos y de algunos soldados, pero la mayoría no se lo quisieron perder. La primera organizadora y Virgen María fue Ana María Rumbao, y su hijo de nueve meses, Marcos Cabo Rumbao, el primer Mesías. Se encargó de poner de acuerdo a todos los vecinos durante 25 años, sin apenas recibir ayuda. Este año veía como eran los más jóvenes los que representaban lo que en su día nació, fruto de una broma. La iglesia tenía varias figuras que necesitaban un arreglo y lo primero que se les ocurrió fue esto. Gracias al éxito que tuvo, se convirtió en tradición, y ahora son muchos los habitantes de la comarca los que se acercan cada año para ver los frutos de su esfuerzo.

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